Oscar Wilde
Páginas: 3 (560 palabras)
Publicado: 12 de octubre de 2011
Esta vez, Oscar Wilde
Son imprecisables los motivos que nos llevan a elegir una lectura. Desde las reseñas de los periódicos hasta la recomendación de los amigos; desde la antigua curiosidad que enalgún momento se atiende, hasta el título que aparece en un programa de estudios. Algunos, simplemente, se dejan tentar por las portadas o las presentaciones de contratapa.
En la disyuntiva de leeralgo clásico o de echar mano a las flamantes publicaciones de cada momento, los autores tradicionales tienen las de perder. Y los nacionales, naturalmente, por aquel desdén hacia lo propio al que mehe referido en columnas anteriores. Llamo clásica a la obra que proviene de la pluma de los consagrados, aquellos cuyo nombre nos suena pero que tal vez jamás hemos consumido. De este territorio brotael gran Oscar Wilde. Su notoriedad viene ligada, principalmente, a ese título llevado al cine con frecuencia y que estuvo muy cercano al dandismo y al cosmopolitismo practicados por el autor, Elretrato de Dorian Grey.
De una reciente relectura del polémico escritor, brota la constatación de su bien conseguido puesto en la historia de la literatura. Wilde, como Sor Juana, como Miller, comoConrad –y solo doy tres nombres– es de aquellos escritores cuya vida fue tan azarosa que conocerla puede distraernos de lo principal, la lectura de sus libros. El tiempo es la medida para la realsobrevivencia de los textos que serán permanentemente elocuentes. Para mi gusto y valoración, los más celebrados, aquellos que todavía llenan páginas de los textos escolares y de las bibliotecas de losniños, se movieron del espacio de mis preferencias. Languidecí con El ruiseñor y la rosa y con El gigante egoísta. La vigorosa literatura infantil y juvenil de nuestros días, la buena se entiende, atina máscon la sensibilidad de los lectores iniciales y disputa honestamente con el interés que llega a las páginas, luego de horas y horas de consumo de imágenes televisivas.
Hay que ser más selectivo...
Son imprecisables los motivos que nos llevan a elegir una lectura. Desde las reseñas de los periódicos hasta la recomendación de los amigos; desde la antigua curiosidad que enalgún momento se atiende, hasta el título que aparece en un programa de estudios. Algunos, simplemente, se dejan tentar por las portadas o las presentaciones de contratapa.
En la disyuntiva de leeralgo clásico o de echar mano a las flamantes publicaciones de cada momento, los autores tradicionales tienen las de perder. Y los nacionales, naturalmente, por aquel desdén hacia lo propio al que mehe referido en columnas anteriores. Llamo clásica a la obra que proviene de la pluma de los consagrados, aquellos cuyo nombre nos suena pero que tal vez jamás hemos consumido. De este territorio brotael gran Oscar Wilde. Su notoriedad viene ligada, principalmente, a ese título llevado al cine con frecuencia y que estuvo muy cercano al dandismo y al cosmopolitismo practicados por el autor, Elretrato de Dorian Grey.
De una reciente relectura del polémico escritor, brota la constatación de su bien conseguido puesto en la historia de la literatura. Wilde, como Sor Juana, como Miller, comoConrad –y solo doy tres nombres– es de aquellos escritores cuya vida fue tan azarosa que conocerla puede distraernos de lo principal, la lectura de sus libros. El tiempo es la medida para la realsobrevivencia de los textos que serán permanentemente elocuentes. Para mi gusto y valoración, los más celebrados, aquellos que todavía llenan páginas de los textos escolares y de las bibliotecas de losniños, se movieron del espacio de mis preferencias. Languidecí con El ruiseñor y la rosa y con El gigante egoísta. La vigorosa literatura infantil y juvenil de nuestros días, la buena se entiende, atina máscon la sensibilidad de los lectores iniciales y disputa honestamente con el interés que llega a las páginas, luego de horas y horas de consumo de imágenes televisivas.
Hay que ser más selectivo...
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