Palabra por palabra

Palabra por palabra

Por: Elena Jardón

¿Se acuerda usted de aquel romántico grabado en el que el Presidente Lázaro Cárdenas recibía un guajolote de manos de un campesino, para pagar los gastosque atrajo la expropiación petrolera? ¿Ese que ilustraba los libros de historia de la SEP?
Así comenzó esta columna el 10 de octubre del año pasado, cuando Argentina manifestó su interés deexpropiar la empresa de hidrocarburos REPSOL, que era en gran medida una industria compartida con el gobierno español. Entonces, el presidente Calderón manifestó que deshacerse de la iniciativa privadasería un desatino para la nación Sudamericana y se pronunció en favor de una reforma para Petróleos Mexicanos.
La reforma llega hoy, con aires nostálgicos y defendiendo los principios del General LázaroCárdenas, que propuso una expropiación en la que el capital privado tuviera participación (ya después López Mateos la modificó, echando para atrás incluso los contratos que se habían acordado deantemano).
¿En qué consiste el debate entonces? La realidad es que el actual Presidente está tomando un estandarte populista al basarse en la figura de Cárdenas y de ahí viene la molestia de algunossectores políticos, que afirman que PEMEX no se vende.
La idea no es vender, es concesionar, y en la práctica varias de estas concesiones ya existen, debido a que el Estado no cuenta coninfraestructura suficiente para refinar toda la producción de crudo y transportarla. A la par se encuentra el gas natural que se desperdicia al momento de la extracción.
La reticencia estriba también en que almanejarse el término “inversión privada” se piensa en capitales extranjeros, sin tomar en cuenta que el capital privado puede ser nacional y no por eso pertenecer al Estado.
Con inversión privada,nacional o extranjera, el gobierno apuesta a la modernización de la industria energética. Una propuesta que lleva varios años en el tintero político.
Otro sector, afirma que la propuesta es tímida,...