Paredes Azul Palido

Paredes azul pálido, como en la habitación de un recién nacido, cortinas blancas, muebles color hueso, una pintura medio torcida en el recibidor. Silencio absoluto, a excepción de la brisa que hacía ondear las cortinas en las ventanas, se respiraba paz, el comienzo de una nueva etapa en la vida ¿Temor? Mucho ¿Ansiedad y ganas de ver cómo resultaba? ¡También!
Julie comenzaba a caer rendida en elsillón por el cansancio de la mudanza, había estado desde las seis de la mañana desempacando, estaba orgullosa de lo que habían hecho con el apartamento, en especial en la sala, se sentía tan tranquila, el mejor lugar para descansar y compartir, incluso más que la habitación. Ella y su prometido, Bruno, habían elegido ese apartamento hacía un mes, máximo, en ambas familias habían puesto malacara cuando los jóvenes decidieron irse a vivir juntos, les parecía muy prematuro, varios de ellos apostaron a que no durarían mucho con esa fantasía, triste, pero cierto.
Entrando al pasillo, con un par de bolsas de comida árabe, estaba Bruno, 24 años de edad, cabello castaño oscuro, alto, de ojos cafés, muchas chicas caerían rendidas a su encanto, pero solo Julie había logrado encantarlo a él.Dejó las bolsas en el suelo mientras sacaba las llaves de su bolsillo, eran como 8 y aún no las había identificado todas, tardó un par de minutos tratando de encontrar la correcta y al abrir la puerta, se encontró con que su novia/prometida (no habían terminado de arreglar su estatus) estaba hecha un bulto, dormida en el sillón, con los pies encima del posa brazos y su cabello mitad rojo, mitadchocolate rodaba por la horilla del asiento. Pasó a dejar las bolsas en la cocina para devolverse y llevar a su bella durmiente a la habitación; Julie era menudita, así que levantarla, para alguien fornido como él no era problema, aunque apenas hizo para moverla ella reaccionó.
− ¿Qué haces? – Preguntó Julie estirándose y tratando de recobrar el conocimiento.
− Iba a llevarte a la habitación paraque descansaras – Respondió Bruno riendo.
− ¿No íbamos a comer? – Agregó la chica confundida.
− Íbamos pero como te encontré dormida, pensé que solo yo comería.
− Claro que no, es nuestra primera noche juntos en nuestro, digamos, hogar, ¡vamos! Yo pongo la mesa – Señaló Julie, se levantó del sillón donde había tomado su siesta y se quedó mirando a Bruno, ella no tenía ni idea de si él habíaconseguido algo de comer y de ser así, donde lo había dejado.
− En el mesón de la cocina – Agregó él con una sonrisa pícara, al saber justo lo que pasaba por la mente de su novia.
Julie chasqueó sus dedos y salió de la sala para preparar todo para la cena.
Luces bajas, risas nerviosas, miradas coquetas, pocas palabras, deliciosa comida y excelente compañía, eso era lo que significaba esanoche para ellos. A pesar de que eran tan sumamente opuestos, eran justo lo que el otro necesitaba.
− Yo me encargo de los platos – Señaló Julie en cuanto terminaron de cenar.
− ¿Seguro que no vas a quedarte dormida sobre el lavaplatos? – Bromeó Bruno aún sin levantarse de la mesa.
− Pretenderé que no dijiste nada de eso – Agregó ella para lanzarle una mirada de reproche y llevarse los platos− ¿Mañana estarás libre a la hora del almuerzo? Para pasar por allá, solo iré a la facultad a entregar unas tablas de la tesis y estaré libre.
− Todo depende, aunque sabes como es mi jefe, no le gusta mucho que…
− Si, cierto, olvídalo, no le gusta que pase por allá, quiere tenerte para él solo, voy a creer que está enamorado de ti, o algo parecido.
− ¿Estás celosa? – Preguntó él levantándosepara estacionarse junto a ella.
− ¿Celosa? ¿De tu jefe? ¿Qué preguntas son esas? – Respondió Julie enjabonando de una forma un poco más agresiva los vasos.
− ¡Estas celosa!
− No son celos, es que… − No terminó la frase, posiblemente su fueran celos, pero ella no iba a aceptarlo.
Bruno detrás de ella la abrazó por la cintura y la besó en la mejilla, Julie dejó en seco de lavar los...