Pedro páramo es un gandalla

Y todavía aspira a que lo quieran
Pedro Páramo es un gandalla
¿La ilusión? Eso cuesta caro.
A mí me costó vivir más de lo debido
Me mataron los murmullos. Aunque ya traía retrasado el miedo
Pedro Páramo es un canto que desafía a cualquier máscara que adquiera el autoritarismo. Se trata de una provocación descarada (y descarnada) para que nos hagamos al ánimo de rebelarnos en contra de latiranía de los textos que se vanaglorian de ser “objetivos”, planos, unívocos, portadores de verdades absolutas, definidos, en no pocas ocasiones, como “útiles y prácticos”. Se lanza sin piedad en contra de aquellos a los que desagradan, molestan y hasta ofenden los discursos que permiten a los lectores la posibilidad de descubrir, aquilatar e interpretar algunos de los múltiples significados queatesoran de manera oculta, cual si se tratara de una mina que resguardara metales preciosos insospechados, asequibles tan sólo para los audaces y valientes que demuestren tener las agallas de aventurarse a viajar en su búsqueda.
Sus fragmentos, cronológicamente “desordenados”, obligan a que el espectador sea el encargado de dar sentido a los hechos contados, así como a deambular, de maneraincesante, entre presente, pasado y futuro hipotéticos de la narración, de forma parecida a como lo hacemos durante nuestra vida cotidiana, al lidiar en nuestro entorno con miles de estímulos, sensaciones, actos y sucesos que nos obligan a colocarnos, de manera automática e inconsciente, en diferentes perspectivas temporales, a las cuales, por comodidad y economía, hemos limitado a tres estados, aunquecada uno de ellos –bien lo sabemos por experiencia–, tenga diferentes variantes. Pensemos, brevemente, en nuestro pasado: no es lo mismo referirnos y reflexionar sobre el día de ayer a hacerlo sobre las jornadas de nuestra infancia; ni equiparar al presente inmediato con el de la época contemporánea; tampoco podemos confundir el futuro a corto plazo con el de mediano y largo alcances…
Pero además deesta clara y contundente rebeldía estética, que aterra y acorrala a los “delimitadores de las primaveras” como bien los identifica Silvio Rodríguez, que trasciende los límites temporales y espaciales de la narración secuencial, de lógica lúcida y directa, sintaxis intachable y prosa transparente, por supuesto que esta novela encierra también una oda que denuncia, cuestiona y embisteincesantemente a las distintas formas bajo las cuales acecha lo autoritario, a partir de las que se ejercen sus más disímbolas prácticas que lo vuelven concreto, tangible, de consecuencias e implicaciones violentas, implacables, terribles.
¿Cómo se va uno de aquí?
—¿Para dónde?
—Para donde sea
Mucha tinta se ha invertido en platicar sobre la posibilidad –para evitar decir “necesidad”– de concebir al puebloComala de la extraordinaria narrativa de Juan Rulfo, como un espacio conceptual. Se ha visualizado en distintas oportunidades y con matices varios, como un lugar etéreo, mental, al que cabe identificar con muchos otros lugares físicos, terrenales, en donde lo que priva es la desolación que comparte una o varias características similares: desesperanza, soledad, impotencia ante el destino; en fin,que la lista es cada vez más larga y abundante, debido a que somos quienes leemos, los encargados de aplicar tales epítetos al “pueblo fantasmal”, a partir, por supuesto, de las sugerencias explícitas o insinuadas con genialidad a lo largo y ancho del texto.
De tal manera que a la “multidimensionalidad” temporal debemos incorporar, en nuestro arsenal receptivo, por igual, la multiplicidadespacial: Comala se nos hace entrañable porque refleja, en una cuarta dimensión ya legendaria, muchos otras localidades mundanas que parecieran abandonadas por el destino a su suerte, en una especie de limbo, de purgatorio o de plano en modalidad de infierno. Desde Luvina hasta Bagdad, pasando por Macondo, Mogadiscio y Ciudad Juárez, hay infinidad de ámbitos llenos de “ecos” desgarradores: “Tal parece...