Philip K. Dick

Páginas: 321 (80216 palabras) Publicado: 26 de octubre de 2012
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RADIO LIBRE ALBEMUT
Philip K. Dick






Título original: Radio free albemuth
Traducción: José Sampere
© 1985 By Philip K. Dick
© 1989 Ultramar Editores S.A.
Mallorca 48 - Barcelona
ISBN: 84-7386-565-0

Edición digital: Joaquín Ruiz


Revisión: abur_chocolat





PRIMERA PARTE - PHIL


Prólogo


En abril de 1932, un niño y sus padres esperaban enun embarcadero de Oakland, California, el transbordador de San Francisco. El niño, que andaba en los cuatro años, reparó en un mendigo ciego: un viejo enorme, canoso y barbudo, que estaba de pie con una lata en la mano. El chiquillo pidió cinco centavos a su padre, se acercó al mendigo y le entregó la moneda. El mendigo, en voz extraordinariamente efusiva, le dio las gracias y le puso en la manouna hoja de papel, que el niño llevó a su padre para enterarse de lo que era.
- Habla de Dios - dijo su padre.
El niño ignoraba que el mendigo no era en realidad un mendigo, sino un ente sobrenatural que estaba de visita en la Tierra para examinar a las personas. Con el paso de los años, el niño se hizo hombre. En el año 1974 ese hombre se vio en terribles apuros, habiendo de afrontar ladeshonra, la prisión y posiblemente la muerte. De ningún modo podía librarse de ello. En aquel momento, el ente sobrenatural retornó a la Tierra, cedió al hombre una parte de su espíritu y le sacó de apuros. El hombre nunca adivinó por qué razón el ente sobrenatural acudió a rescatarle. Hacía mucho que se había olvidado del corpulento mendigo barbudo y ciego y de los cinco centavos que le diera.Acto seguido me referiré a tales cuestiones.




1


Mi amigo Nicholas Brady, quien, a su entender, contribuyó a salvar el mundo, nació en Chicago en 1928, pero después se trasladó a California. Pasó la mayor parte de su vida en Bay Area, sobre todo en Berkeley. Se acordaba de los amarraderos de metal en forma de cabezas de caballos situados frente a las casas antiguas de la partemontuosa de la ciudad, y de los Trenes Rojos eléctricos que enlazaban con los transbordadores, y en particular de la niebla. Posteriormente, hacia los años cuarenta, la niebla había dejado de cubrir Berkeley por la noche.
Al principio Berkeley, en la época de los Trenes Rojos y tranvías, era tranquila y poco poblada, si no contamos la universidad, con sus ilustres residencias de estudiantes y suexcelente equipo de fútbol. De niño Nicholas Brady asistió a unos cuantos partidos de fútbol con su padre, pero nunca llegó a entenderlos. Ni siquiera comprendía del todo el himno del equipo. Pero le gustaban los parques que rodeaban la universidad, con los árboles, los calmosos bosquecillos y el Arroyo de Strawberry; le gustaba, especialmente, el albañal por el que corría el arroyo. El albañal eralo mejor de los parques universitarios. En verano, cuando el arroyo llevaba poco caudal, lo subía y lo bajaba gateando. En cierta ocasión unas personas le llamaron y le preguntaron si era alumno del colegio universitario. Por entonces tenía once años.
Una vez le pregunté por qué motivo había decidido pasar el resto de sus días en Berkeley, que hacia los años cuarenta se había vueltopopulosísima, ruidosa y víctima de airados estudiantes que se enzarzaban en el mercado cooperativo como si las pilas de conservas fueran barricadas.
- Joder, Phil - dijo Nicholas Brady -. Berkeley es mi hogar.
La gente que se dejaba atraer por Berkeley sustentaba tal creencia, aun cuando sólo llevara una semana allí. Sostenían que no existía ningún otro lugar. Esto ante todo se confirmó al abrirse loscafés en Telegraph Avenue y al iniciarse el movimiento de libertad de expresión. En cierta ocasión Nicholas hacía cola en el cooperativo de Grove y vio a Mario Savio delante de él en la fila. Savio sonreía y saludaba con la mano a los admiradores. Nicholas se hallaba en el recinto universitario el día que colocaron el letrero con la palabra PHUQUE en la cafetería, y los polis detuvieron a los...
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