Piedras Ensangrentadas

Páginas: 312 (77918 palabras) Publicado: 19 de mayo de 2015
Una fría noche, poco antes de
Navidad, un vendedor ambulante
africano es asesinado mientras
intenta vender imitaciones de bolsos
de diseño a unos turistas. ¿Por qué
querría alguien matar a un
inmigrante ilegal? La respuesta más
obvia es la primera aceptada: un
ajuste de cuentas entre ellos. Pero
cuando Brunetti y sus fieles aliados,
Vianello y la signorina Elettra,
investigan en los bajosfondos
venecianos descubren que entre la
sociedad inmigrante hay en juego
asuntos de mucho mayor calado. El
descubrimiento de pruebas críticas y

las oportunas advertencias de su
superior para abandonar el caso no
hacen
sino
aumentar
la
determinación de Brunetti para
esclarecer
este
misterioso
asesinato.
Con catorce casos resueltos y un
clamoroso éxito internacional, Donna
Leon está considerada una delas
más importantes damas de la novela
negra actual.

Donna Leon

Piedras
ensangrentadas
Comisario Brunetti - 14
ePub r1.0
Titivillus 24.04.15

Título original: Blood from a Stone
Donna Leon, 2005
Traducción: Ana María de la Fuente
Rodríguez
Editor digital: Big Bang
Titivillus
ePub base r1.2

Para Gesine Lübben

Weil ein Schwarzer hässlich
ist,
Ist mir denn kein Herz
gegeben?
Bin ich nichtvon Fleisch und
Blut?
Porque feo sea un negro,
¿no he de tener corazón?
¿No soy yo de carne y hueso?
Mozart, La flauta mágica

Capítulo 1
Dos hombres salieron a campo Santo
Stefano por el arco de madera. Las luces
navideñas suspendidas sobre ellos
teñían sus figuras de reflejos
multicolores. Más brillante era la
iluminación de los puestos del mercado,
en el que productores llegados de
distintaszonas de Italia con motivo de
las fiestas tentaban a los visitantes con
las especialidades de sus respectivas
regiones: quesos de oscura piel y
paquetes de obleas de pan de Cerdeña;
aceitunas de formas y colores distintos,
procedentes de toda la Península; aceite

y queso de la Toscana; salamis de
Reggio Emilia de diámetro y longitud
diversa. De vez en cuando, desde detrás
de su mostrador, algúnvendedor
entonaba un breve himno de alabanza de
su mercancía: «Signori, caten este queso
y probarán la gloría»; «Es tarde y quiero
irme a cenar: sólo nueve euros el kilo.
¡Que se acaban!»; «Llévense este
pecorino, signori, el mejor del mundo».
Los dos hombres pasaron por
delante de los puestos, sordos al pregón
de los vendedores, ciegos a las
pirámides de salami que se erguían
sobre los mostradores auno y otro lado.
Los compradores de última hora, poco
numerosos a causa del frío, pedían cosas

que, intuían, encontrarían a mejor precio
y de mejor calidad en su tienda habitual.
Pero ¿qué más típico de las vísperas
navideñas que acudir al mercadillo,
abierto incluso este domingo, y qué
mejor manera de demostrar tu
independencia que comprando algo
innecesario?
Al otro extremo del campo,pasados
los últimos puestos, los dos hombres se
detuvieron. El más alto consultó su
reloj, a pesar de que ambos habían
mirado la hora que marcaba el de la
iglesia. Hacía más de quince minutos
que había pasado la hora del cierre, las
siete y media, pero no era probable que,
con este frío, alguien se molestara en

venir a comprobar que los puestos
cumplían con el horario.
—Allora? —preguntó el más bajo,mirando de soslayo a su compañero.
El alto se quitó los guantes, los
dobló y los guardó en el bolsillo
izquierdo del abrigo y luego hundió
ambas manos en los bolsillos. El otro lo
imitó. Los dos llevaban la cabeza
cubierta, el alto, con un Borsalino gris
oscuro y su compañero, con un gorro de
piel con orejeras. Llevaban también
pañuelos de lana al cuello y, cuando
dejaron atrás las luces delúltimo
puesto, se los subieron tapándose las
orejas, algo perfectamente natural, con
el viento que llegaba del Gran Canal,

por la esquina de la iglesia de San
Vidal.
El viento les hizo bajar la cabeza y
hundirla entre los hombros cuando
reanudaron la marcha, siempre con las
manos en los bolsillos, para mantenerlas
calientes. Unos veinte metros más allá
del último puesto, a cada lado de la
calle,...
Leer documento completo

Regístrate para leer el documento completo.

Estos documentos también te pueden resultar útiles

  • La piedra
  • piedras
  • piedra
  • Piedras
  • La piedra
  • Piedras
  • Manos ensangrentadas
  • Piedras

Conviértase en miembro formal de Buenas Tareas

INSCRÍBETE - ES GRATIS