Pintar el instante Chevreul y el impresionismo franc s

Pintar el instante.Chevreul y el impresionismo
francés
CARLOS MARTÍN COLLANTES
FUNDACIÓN CANARIA OROTAVA DE HISTORIA DE LA CIENCIA

«Es al espectador, y no a la vida, a quien refleja realmente el
arte.
La única disculpa de haber hecho una cosa inútil es admirarla
intensamente. Todo arte es completamente inútil».
Oscar Wilde
La mayoría de los protagonistas de esta historia rechazarían el que setomase como
base para contarla, la existencia de una relación entre su arte y la ciencia. Desde los
siglos gloriosos de la pintura renacentista, en que las claras mentes y las
prodigiosas manos de artistas como Brunelleschi o Durero, habían hecho avanzar la
pintura en un esfuerzo deliberado de síntesis entre investigación científica de la
óptica y estética pictórica, hasta el tiempo decimonónicoconvulso en
acontecimientos y sentidos del gusto, habían pasado centurias que irregular, pero
progresivamente, fueron conduciendo a esa situación en que la ciencia y el arte
vivían desconociéndose y dándose la espalda.
El objetivo de mostrar cómo se volvió a crear un vínculo entre la interpretación del
mundo realizada mediante nuestra facultad visual y la comprensión del mismo,
resultante delesfuerzo intelectivo de la actividad científica, podría parecer vano a
quienes acostumbran a pensar las ciencias como un discurso de sola racionalidad,
cuyo valor aspirado es la verdad, y las artes, dominio de lo irracional y sensitivo,
que se afanan en la búsqueda del valor de lo bello. Con este mismo criterio juzgaron
muchos pintores impresionistas la lejanía de su trabajo respecto al punto de vistadel científico. No obstante, nada nuevo se descubre aquí al afirmar que no es
posible entender la obra de los hombres y mujeres que heredaron y superaron el
realismo, el naturalismo y la pintura de Barbizon de la primera mitad del siglo, sin
tomar en consideración los desarrollos de la ciencia referidos al color y a nuestra
manera de percibirlo. No se trata de convertir a los pintores impresionistasen
eruditos sabedores de la física óptica, que había prosperado en su época o
inmediatamente antes, pues sería falsificarlos. Algunos de ellos carecían de la
formación académica suficiente que habría podido llevarlos a la lectura interesada
de los trabajos que, en ese terreno, habían publicado Helmholtz, Maxwell, Young,
Rood o Henry. Otros simplemente aborrecían cualquier intento de usar lateoría para
«explicar» su obra; y en general se mostraban bastante indiferentes ante los
avances del conocimiento científico. Sólo un pequeño grupo de la segunda
generación del movimiento hizo bandera de la cientificidad aplicada a la pintura. Los
que gustaron de llamarse «cromoluminaristas», aunque acabaron siendo conocidos
como «divisionistas» y menospreciados por «puntillistas», abrieron sus mentesal
estudio de los textos de la teoría del color y de la percepción visual con el fin de
sacar provecho de esas investigaciones buscando su aplicabilidad en la coloración
del lienzo. Las leyes de la percepción cromática y lineal se constituían en el
«método» para la ejecución de la pintura. El posicionamiento de estos
neoimpresionistas se verá refutado por otros de sus colegas que, como Gauguin,descalificaba a «esos jovencitos químicos que acumulan puntitos», y se negaba a
colgar sus cuadros junto a los de ellos en el Salón de los Independientes de 1886.
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Sin incurrir, pues, en la innecesaria y falaz exageración de pretender hacer de estos
pintores unos intérpretes sistemáticos de las manifestaciones visuales en términos
de leyes naturales, creo poder coincidir con Martin Kemp cuandoafirma que «el
color impresionista no puede explicarse sin referencia a los conceptos científicos,
bien como se transmite a través de los cuadros de otros artistas, bien en términos
de ideas más generales, comunes, sobre la relación de la luz y el color. Su captación
del fenómeno óptico de la luz coloreada, más que la descripción de las superficies
coloreadas localmente, presupone cierto tipo de...