Placer y Orden. Orsay en el Munal

El placer y el orden

(título tentativo)
Jaime Moreno Villarreal

A partir de las colecciones del Musée d’Orsay, la exposición El Placer y el Orden se
inscribe en el marco de la instauración de la democracia republicana en Francia, luego
del colapso del Segundo Imperio, encabezado por Luis Napoleón Bonaparte, en 18701871. La derrota militar ante Prusia y el episodio traumático de la Comunade París
abren el periodo de reconstrucción republicana, la Tercera República, que sienta las
bases decisivas del afianzamiento de la burguesía en Francia. Dentro del marco de un
Estado democrático y laico que promueve las libertades individuales, las nociones de
orden y placer, como elementos productores de la relación social, son líneas de fuerza
que confluyen en el surgimiento delespíritu moderno.
Es la modernidad en el arte lo que nos ocupa. Las prácticas de orden y placer en
la génesis de una sociedad moderna se entraman y complementan. Como campo de
mediación de los poderes, el orden es inteligible no sólo por las instituciones fuertes de
una sociedad (el Estado, la iglesia, la escuela, la familia…) sino por los márgenes de
permisividad y el régimen de las transgresiones,las formas del ocio y la diversión y de
todos los goces regulados y no regulados en esa sociedad, patentes también en los
reflejos invertidos de las prohibiciones, la censura y la represión. La moderna cultura
burguesa, con su acento en una noción exclusivista de clase, pero con el impulso de
extender los bienes culturales para un consumo general y redituable, marca el
surgimiento de lageneración de los pintores impresionistas. El hecho de que éstos

fueran ubicados en su arranque en el terreno de los “Intransigentes” y los
“Independentistas”, da el timbre de lo que significó su aparición: surgieron en los
márgenes de la “pintura oficial” que era legado del Imperio (caracterizada por las
instituciones fuertes del arte francés de entonces, la Escuela de Bellas Artes, el Salón dePintura, el Prix de Rome y la Villa Medicis, que marcaban el camino de la consagración
de un artista, que debía ser egresado de la Escuela, participar en el Salón, obtener el
Premio y disfrutar de una estancia en la Villa…), se unieron al proyecto republicano y a
menudo se situaron en la oposición política, confrontando a la clase burguesa desde
posiciones libertarias. Es así que eladvenimiento de la modernidad se gestó en un
campo de contrariedades que moldearon la evolución de las artes plásticas. La
espléndida colección del Musée d’Orsay nos permite hacer lecturas de ese advenimiento,
al acercarnos a obras que son hitos en el camino de las vanguardias, pero también al
permitirnos considerar piezas menos conocidas y hasta ahora menos puestas a examen,
que abren para nosotrosotros caminos de goce e interpretación.
Tal como en el nuevo orden republicano el trabajo artístico adquirió un estatuto
civil que expresaba la voluntad de hacer del arte y el artista agentes del cambio –
estatuto en que se cifró la noción de vanguardia—, las representaciones plásticas de esa
diferente condición (que toca variedad de aspectos, entre ellos los orígenes sociales del
artista, sudesclasamiento o su aburguesamiento, la representación del trabajo
asalariado y de la depauperización, la nueva cultura urbana y su relación con la
disidencia, la conquista de las libertades civiles y la concreción de la intimidad como
espacio de goce…), se abren a la lectura contemporánea. En la muestra El placer y el
orden hemos querido recalar particularmente en las expectativas que elsurgimiento de

la sociedad moderna despertó en el campo de la representación artística. Se despliega a
nuestra vista el caudal de la cultura burguesa en sus dominios imaginarios, surge la
ciudad de París como enclave, y la vida privada como pertenencia y ejercicio de la
libertad en ese ámbito.

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