poder legislatvo

Un parpadeo fue suficiente para abrir la mente y saciar las emociones, aquella niña de cabello negro y brilloso, de ojos esmeraldas y piel blanca, facciones serias y juguetonas manos, mirabafijamente hacia el vacío. Minutos después se dignó a decir unas cuantas palabras, inexplicables para mí, pero necesarias para ella, su boca se movía al son de sus manos, jugueteaba con su pelo y su vestidose movía junto con el silbido del bosque, aquel viento frío y neblinoso hacía de aquel espacio una escena de película de terror, su voz, chillona y delicada, pero temblorosa por la temperatura delambiente y, de seguro, por su nerviosismo, es como si nunca hubiera visto otra persona, tal vez no nunca, tal vez solo en mucho tiempo, pero lo que era seguro para mí en ese momento era que esa niñaestaba asustada, tal vez por mi presencia en esos cinco minutos a su lado, o tal vez la ausencia de una figura materna que había tenido durante todo ese tiempo. No tendría más de trece años ni menos quediez, corrió hacia mí con sus brazos extendidos, como pidiendo piedad, queriendo una muestra de cariño de alguien, compasión por parte de una figura materna ajena a sí. Aquel abrazo era extraño, sinsentido, una niña a la cual venía conociendo hace diez minutos, con la cual apenas había intercambiado siquiera unas pocas palabras, de repente corría a abrazarme, simulando ser su madre o, al menos,alguien conocido.
Había visto en las noticias el caso de aquella niña, Darcy Müller, hace unos meses, la cual se había perdido en alguna parte del lugar, habían logrado localizarla a unos metros dedonde nos encontrábamos y hoy, al fin, la podríamos regresar a la ciudad de donde se había ausentado tanto tiempo. La foto que publicaban en el noticiero, una cara dulce y alegre, con años de infanciaaún por vivir, piel un tanto bronceada y cabellos castaños, se había vuelto oscura y atemorizada, su piel se había empalidecido por el tiempo sin luz de sol, su cabello no se asemejaba a los rizos...