Politica Economica En El Primer Gobierno De Peron
Los obreros que acudieron a esa Secretaria de Trabajo y Previsión, para llevarle al coronel Juan Domingo Perón sus problemas del momento, no sospechaban que el interlocutor acababa de encontrar en ellos una inédita manera de protagonizar historia. Pues locierto es que cuanto más se desdibujaban en Europa las esperanzas de una victoria nazi, mas se inmiscuía el coronel Perón en las cuestiones gremiales argentinas
El panorama económico y social del país en ese entonces podría resumirse diciendo que la guerra europea había acelerado el proceso de industrialización: el promedio de ocupación fabril parecía acrecentado un 24% en los últimos 5 años(1937-1942). Aunque se trataba de industria liviana (lo cual suponía, en cierto modo, agravar para más adelante los rubros deficitarios de energía y combustible), desde el punto de vista social, esa expansión industrial tenia la característica novedosa, ya señalada, de que la mano de obra que dicha industrialización requería se había originado a expensas de peones de campo u obreros del interiordel país. (Los “pueblos desamparados” y las “villas miseria” ya aludidas expresan dos aspectos de esa migración interna).[1]
Estas masas pertenecían, por lo demás, a las camadas que el fraude comicial, practicado desde 1930, había alejado de una evolución política normal; es comprensible que en ellas hallara el coronel Perón una base popular sensible a las mejoras que su Secretaria de Trabajoy Previsión otorgo a obreros ferroviarios, gráficos, empleados de comercio, petroleros, etc.
El Estatuto del Peón, que en 1944 impuso en las actividades rurales el contrato colectivo de trabajo, y especificando tareas transformo al peón en obrero, agregado al decreto que congelaba la tasa vigente en julio de 1940 los arrendamientos de los chacareros, ampliaba al ámbito agrario esta políticade capitalización de vastos sectores.
En esa masa que la migración interna había desplazado desde el interior, Perón encontró pronto sus más fervientes partidarios. Casi todos jóvenes y muchos de ellos apenas algo más que adolescentes, aunque no habían obtenido en el Gran Buenos Aires una decorosa solución al problema de su alojamiento, podían comparar sin nostalgias este hacinarse enconventillos, o en pensiones de ínfima categoría, con los galpones o los ranchos, único techo que habían conocido… Y se sentían felices en el nuevo asiento, compartiendo la vida ciudadana, para ellos mil veces más interesante y agradable que la de sus existencias oscuras y solitarias en las estancias o monótonas en los pueblos de provincia.
Trabajo no les faltaba y los jornales permitíansatisfacciones inauditas como las de lucir con la ropa de los días festivos corbatas de seda, beber cerveza alrededor de las mesas instaladas en las aceras de las calles y avenidas, invitar y llevar al cine a alguna muchacha amiga, no tener que aguardar el domingo para ir a bailar y poder medir las horas de esa nueva existencia en un reloj pulsera con ancha malla de oro. Esto último era el más inmediatotestimonio de la prosperidad que Perón les había conquistado…, al parecer, sin que ellos se hubieran sacrificado mucho por lograrla…
Cuando la guerra término en Europa con la derrota nazi (mayo 1945) y submarinos alemanes navegaron largo, prefiriendo entregarse en la Argentina, mientras destacados partidarios de Hitler se refugiaron secretamente en ella, Perón ya había escalado posiciones: era...
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