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CRITICA

Revista Hispanoamericana de Filosof´a
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Vol. XXV, No. 75 (diciembre 1993): 3–29

HISTORIA Y FILOSOFÍA EN LA INTERPRETACIÓN
DE LAS TEORÍAS POLÍTICAS
AMBROSIO VELASCO GÓMEZ
Instituto de Investigaciones Filosóficas
UNAM

Introducción
Desde la crítica popperiana al positivismo lógico, la filosofía de la ciencia tiende a vincularse cada vez más con lahistoria de la ciencia. La tesis de Karl R. Popper de que
“todo intento de comprender una teoría se ve abocado a
abrir una investigación histórica en torno a dicha teoría”1
cobra un amplio consenso entre filósofos e historiadores de
la ciencia en nuestros días.
Sin embargo, este consenso es el punto de partida de
un nuevo y amplio debate. Si bien hay acuerdo en que el
estudio de la historia delas teorías científicas es indispensable para su adecuada comprensión filosófica, persiste una
intensa discusión sobre cómo interpretar la historia de la
ciencia (y en general la historia) y cómo se vincula ésta con
la filosofía de la ciencia. Muestra de este intenso debate
es la polémica entre Karl R. Popper y Thomas Kuhn2 que
1
K.R. Popper, Conocimiento objetivo, Tecnos, Madrid, 1979,
p.168.
2
Véase I. Lakatos y A. Musgrave, Crítica y desarrollo del conocimiento, Grijalbo, 1968.

3

desde los años sesenta ha continuado y generado un diálogo
cada vez más complejo.3
En esta discusión no sólo se tienen concepciones distintas
sobre las teorías científicas y su desarrollo, sino también
diferentes perspectivas que defienden distintos modos de
interpretación histórica.
Parafilósofos como K.R. Popper la historia de las ciencias debe ajustarse a un principio universal de racionalidad:
resolución de problemas por medio de conjeturas y superación continua de éstas mediante refutaciones. Para historiadores como Kuhn, la aceptación de este principio conduce
a deformaciones históricas inaceptables. Desde este punto
de vista, no hay que presuponer un criterio decientificidad,
sino más bien derivar la noción de cientificidad del estudio
objetivo sobre cómo los científicos se han comportado a lo
largo de la historia.
Aunque Imre Lakatos y posteriormente Larry Laudan y
Mary Hesse han propuesto diferentes modelos para sintetizar e integrar filosofía e historia, la formulación de una
perspectiva histórico-filosófica para el estudio de la ciencia que obtengaconsenso está aún lejos de realizarse. Este
debate se vuelve todavía más complejo con la participación de sociólogos y filósofos con orientaciones sociológicas
que demandan una mayor atención a los aspectos sociales
del desarrollo científico.4
3
Una propuesta original que integra diferentes dimensiones de la
complejidad de esta discusión es la de Mary Hesse en su libro Revolutions andReconstructions in the Philosophy of Science, The Harvester
Press, 1980. Un análisis sucinto y claro de las principales concepciones
que se han generado en esta discusión lo presenta Ana Rosa Pérez Ransanz en su ensayo “Modelos del cambio científico”, en Enciclopedia
iberoamericana de filosofía, vol. IV, La ciencia: estructura y desarrollo, Ulises Moulines (comp.), Editorial Trota, CSIC, V Centenario,Madrid, 1993, pp. 181–202.
4
Para una presentación y discusión detallada de los diferentes
programas en sociología de la ciencia, véase León Olivé (comp.), La

4

Este complejo y persistente debate no es exclusivo de la
filosofía de la ciencia, sino que también se manifiesta en
otras áreas de la filosofía.5 En particular en el ámbito de
la filosofía política este debate ha tomadoespecial relevancia; se ha desarrollado en sus propios términos, pero ha
mostrado analogías y similitudes con el debate en el campo de la filosofía de la ciencia. Así por ejemplo, tanto en
el estudio de la historia de las teorías políticas, como en el
campo de la filosofía de la ciencia, existen posturas filosóficas que defienden la existencia de criterios universales para
evaluar las teorías...