Poronismo y el espectaculo.

En este trabajo práctico se propone analizar la política cultural peronista, principalmente en el campo del teatro, la radio y el cine, las estrategias del gobierno para hacer la cultura cercana a todos, utilizarla como objeto de reinvención y propaganda política. En la etapa preperonista el sometimiento económico y político del país se advertía en el orden cultural donde las cosas del espírituvalían siempre que tuviesen el sello extranjero, junto con el carácter minoritario de la empresas culturales. Por lo que los principios de la política cultural de Perón fueron la gratuidad y extensión de la cultura y educación a las mayorías. Se pone a la cultura como un bien común la cual debe ser “simple, práctica, popular, cristiana y humanista”.
Así se intenta configurar una tradicióncultural, que recopila y difunde los elementos autóctonos, el folklore, el mito del gaucho. Quintana, Estrada e Imbellóni, han apoyado esta política cultural, pero quizá el ideario más representativo de ésta fue Leopoldo Marechall, quien colaboró en esta recopilación y difusión de la tradición nacional.[1]
Según Laura Mogliani esta etapa controvertida se caracterizó por una dicotomía social (Detractoresvs. Defensores) que dividió el campo político del intelectual. En su texto dice que el principal objetivo de la gestión de Perón fue lograr a nivel cultural la hegemonía que había logrado a nivel político y fomentar la difusión cultural. Este se hizo mediante la intervención en el arte y en los medios de comunicación, principalmente el cine y la radio, por su mayor alcance y masividad.
Para ellopuso en práctica diferentes estrategias, de acuerdo con las presiones de la oposición o contrahegemonía.
Configuró una tradición selectiva: Selecciona aquellos significados y prácticas culturales del pasado que le permitían sustentar las oposiciones en las que se basaba el pensamiento peronista: pueblo/oligarquía, nacional/extranjero, etc. En este marco, en el caso del teatro, repuso obrasteatrales nacionales del orden tradicional, a través de dos géneros en situación de remanencia: el nativismo y el sainete; mientras que rechazó la producción teatral extranjera como la propuestas modernas de vanguardia, de autores como Roberto Arlt, Samuel Eichelbaum. Según Yanina Andrea Leonardi CONICET-UBA el perfil tradicionalista de la programación teatral generó reacciones adversas por parte delas instituciones legitimantes del campo intelectual, que en su mayoría se posicionaban en un acérrimo antiperonismo. Para agentes como el diario La Nación, la revista Sur o los grupos que integraban el “teatro independiente”, los contenidos de la planificación cultural del peronismo significaron una zona de conflicto. Además la alta cultura, en clara disidencia con el gobierno, era incapaz dereconocer la calidad de una cultura popular, que contaba con una gran aceptación en el público. En cambio, para los migrantes provenientes de las provincias, se constituyeron en puntos de conexión con su lugar de origen. Por eso la elección de géneros residuales y anacrónicos fue imposible de mantener, frente estas vanguardias, difíciles de eclipsar por otro medio que no fuera la cesura.
En elcampo musical, la tradición selectiva se dio a través del tango. Exponentes como Homero Manzi y Cátulo Catillo se escuchaban en las radios, cantando tangos, que dejan de ser de denuncia social (Cambalache) para ser una evocación nostálgica al barrio, la barra, el pasado tanguero, las cosas que se fueron. Estos compositores e intérpretes de música popular eran más bien intelectuales, que también sededicaban al teatro y al cine, ámbitos donde también se hablaba del pasado, con argumentos que no pasaban de un agudo costumbrismo. Ejemplos fundamentales son El Patio de la Morocha (pieza teatral de de Cátulo Castillo y Aníbal Troilo), melodías como Patio mío (1953), Una Canción (1953) y La Cantina (1954).[2]
Toda esta temática, una forma más sutil de propaganda política se puede resumir en la...