Primer capitulo de gritos de muerte y libertad

Mil ochocientos ocho, Nueva España tiene noticias de la intervención francesa en España, Francisco Primo de Verdad y Ramos (Mario Iván Martínez) y el cabildo de la ciudad de México, se presentan anteel Virrey Iturrigaray para proponer apoyo al gobierno local ante la ausencia de los Borbones en el trono peninsular; es, o debiera ser, un choque entre criollos y gachupines, palabras impronunciablesen el palacio virreinal, pero dichas en diálogos privados, inventados necesariamente porque no hay registro de ellos; en menos de lo que duran los prolongados anuncios de Gruma y Banorte los criollosestán en mazmorras, los gachupines han confabulado un golpe de estado contra Iturrigaray y lo sorprenden aún en cama.

Luego llegan los créditos de la serie en velocidad que los hace invisibles al“correr” por menos de treinta segundos ¿Por qué no podemos saber los nombres del elenco, la dirección y los escritores? (tampoco en la red hay acceso a esos datos) Es el primer episodio y ya parece unaburla al espectador (o la seguridad de que sus fanáticos saben todos los nombres, quien sabe).

Lumi Cavazos (Josefa Ortiz de Domínguez) luce una feminidad y belleza que se avienen bien con laesposa de un corregidor, Allende (Julio Bracho) y Abasolo llegan a su casa hablando abiertamente de conspiración y dialogan contra los españoles (no usan el gentilicio gachupín) y a favor de reconocer lacapacidad de los criollos para gobernarse a sí mismos. Desde luego no hay causas económicas o sociales, tan solo una inspiración libertaria que legitime todo.

Después de dos cortes comerciales (enel primer episodio solo hubo uno) nos enteramos de que se ha descubierto la conjura por un oscuro sacerdote queretano que la denuncia al procurador y por ello se catea la casa de los González (¿?) y seles lleva a mazmorras. En tanto es momento de que recordemos las viejas maquetas e ilustraciones del Museo Nacional de Historia, o el Caracol, de Chapultepec, y Lumi-Josefa comunica a taconazos...