procesos energeticos
I
ESCARBANDO un rincón abandonado a la maleza en el jardín de la vieja casa de Camorucó donde pasé mi niñez, una sierpe mordió al jardinero.Era unnegro hercúleo, el pelo cano y unos ojos de niño, cándidos y azules. Apenas tuvo tiempo, al ser mordido, de aplastar la cabeza del reptil con el mando de la escardilla.
Creí quese moría: arrojó sangre por nariz y y oídos; su piel se veteó de manchas aún más oscuras; se le nubló la vista y echaba por las comisuras de sus gruesos labios de pesgua una babaamarillenta...Si, Demetrio se moría. Se moría el pobre negro.
Sólo él estuvo seguro de sobrevivir. Casi agónico había exigido que recogieran el cuerpo del animal y lo metieranen un frasco de aguardiente que mandó a colgar hacia cierto rincón cerca del camastro donde le sacudían frecuentes convulsiones.
II
Días después, todavía enclenque,atravesaba el jardín frente a mi ventana, con la herramienta al hombro y en una mano el frasco de la cascabel. Limpió muy bien el sitio de yerbajos, removió la tierra, y plantó unaestaca, rodeando las raíces, antes de cubrirlas, con el despojo inmundo del ofidio.
La estaca prendió con extraña violencia; se cubrió luego de botones. Y una mañanita de abrilrompían rosas blancas, enormes...
III
Cuando al arrancar bejucos y ortigas en alguna senda de la vida, sientas, de súbito, la venenosa mordedura, recuerda al negro de estahistoria; cúrate del horrible mal, y, con los restos del bicho abyecto, abona la propia obre que cultivó tu mano. Una mañana sorprenderá la mirada que en el sitio mismo de la agresión,un rosal joven se viste de rosas siempre nuevas y siempre frescas.
Que así nos vengan la naturaleza y el arte de los seres que arrastran su torpe veneno sobre la tierra.
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