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S.A.- Gracias, Don Tano, por esta preferencia. Ojalá que nadie nos interrumpa.
D.T.- Pues, verá usted, por mi afición y cariño a los caballos busqué empleo como caballerango en las cuadras delHipódromo de Agua Caliente, ya que éste era el lugar apropiado para mi deseo de vivir con mis animales preferidos.
Además, allí tuve oportunidad de conocer a mucha gente y de hacer amigos. Desde losjockeys hasta los ricos más ambiciosos de aumentar sus caudales, así como vividores, hampones, pillos a la alta escuela y apostadores de todas las clases, pero ninguno de ellos fue para mí como el señorCortés de quien ignoré siempre su origen y de quien sólo puedo decir que era una fina persona, un apuesto caballero, soñador de gran corazón, que anhelaba ganar en las carreras una fortuna paradisfrutarla y compartirla con la mujer que amaba.
S.A- ¡Vaya! ¡Qué interesante!
SE VA PRENDIENDO L-5 Y DESPUES L-6
D.T.- Espere usted. Un día viernes, llegó como siempre, para pasar en Tijuana el fin desemana; pero esta vez, le acompañaba un desconocido que al verme dijo ser el señor Omary. Recorrimos juntos las caballerizas y al llegar adonde estaba un caballo de apariencia común y corriente elseñor Omary dijo: “a éste, a éste hay que apostar todo porque sin duda será el ganador”. Yo, incrédulo sonreí para mis adentros, y pensé ¡quién va a conocer a los caballos mejor que yo!
S.A.- ¡Sin dudacabe! (afirmando)
D.T.- Pero mi vanidad se vio humillada cuando supe que aquel caballo de insospechada agilidad había ganado la carrera convirtiendo a mi amigo, el señor Cortés, en una hombre...
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