Quién teme al Bauhaus feroz
Tom Wolfe plasma en esta narración una implacable ansia de ajusticiar a todos los movimientos artísticos y arquitectónicos posibles, en vez de dar algunainnovación, dadas las circunstancias, él pretende valorar todo lo del pasado y del presente pero no se aventura a adivinar el porvenir. Me parece que aunque su estilo es totalmente reivindicativo, esa su vez es muy didáctico (a pesar de su desmesurada implicación a la hora de calificar positivamente o negativamente en cada uno de sus puntos a seguir) y digno de admirar.
Tiene unas posicionesmuy claras acerca de lo que quiere para la arquitectura. Porque, en resumidas, él no habla de las personas o los trabajadores que viven en sus grades casas o despachos feos, durante toda su obra hablaen generalismos que sólo implican un tozudo interés por el arte y lo intangible, sensaciones que él mismo ha valorado y catalogado.
El relato además de describir su opinión totalmente subjetiva y enmuchos casos despectiva hacia determinados estilos que surgieron a mediados del siglo XIX, centra sus esfuerzos en Walter Gropius, que fue el fundador de la escuela Bauhaus, en Weimar de 1919. Estehombre tenía 36 años y era bien reconocido por su educación, porte y estilo. Eso es lo que entre otros calificativos nos describe nuestro autor a éste célebre arquitecto.
Lo más interesante queañade sobre Gropius curiosamente es el interés que él tenía con el proletariado y el socialismo en general (que coincide con las ideas de nuestro autor Wolfe), solo buscó una moda que cuando pasó se llevóconsecuencias. Así como sus ideas arquitectónicas: arquitectura dedicada a los obreros, tenía que ser una vivienda que escapara de lo burgués. Lo curioso de todo es que como bien nos señala Wolfe,todo resultó ser mero estilismo o enmascaramiento, puesto que los obreros (que eran a quiénes iba dedicada la pieza) no se lo podían permitir.
Desde mi punto de vista este ensayo aporta mucha...
Regístrate para leer el documento completo.