Quilipan

Páginas: 16 (3924 palabras) Publicado: 21 de junio de 2012
|Quilapán |
|[Cuento. Texto completo] |
|Baldomero Lillo ||Quilapán, tendido con indolencia delante de su rancho, sobre la hierba muelle de su heredad, contempla con mirada soñadora el |
|lejano monte, el cielo azul, la plateada serpiente del río que, ocultándose a trechos en el ramaje oscuro de las barrancas, |
|reaparece más allá, bajo el pórtico sombrío, cual una novia sale del templo, envuelta en el blanco velo de la niebla matutina. |
|Conlos codos en el suelo y el cobrizo y ancho rostro en las palmas de las manos, piensa, sueña. En su nebulosa alma de salvaje |
|flotan vagos recuerdos de tradiciones, de leyendas lejanas que evocan en su espíritu la borrosa visión de la raza, dueña única |
|de la tierra, cuya libre y dilatada extensión no interrumpían entonces fosos, cercados ni carreteras. |
|Una sombrade tristeza apaga el brillo de sus pupilas y entenebrece la expresión melancólica de su semblante. Del cuantioso |
|patrimonio de sus antepasados sólo le queda la mezquina porción de aquella loma: diez cuadras de terreno enclavado en la |
|extensísima hacienda, como un islote en medio del océano. |
|Y luego, a lavista de la cerca derruida, de las hierbas y malezas que cubren la hijuela, acuden a su memoria los incidentes y |
|escaramuzas de la guerra que sostiene con el patrón, el opulento dueño del fundo, para conservar aquel último resto de la |
|heredad de sus mayores. |
|¡Qué asaltos hatenido que resistir! ¡Cuántos medios de seducción, qué de intrigas y de asechanzas para arrancarle una promesa |
|de venta! |
|Pero todo se ha estrellado en su tenaz negativa para deshacerse de ese pedazo de tierra en que vio la luz, donde el sol a la |
|hora de la siestatuesta la curtida piel, y desde el cual la vista descubre tan bellos y vastos horizontes. |
|¡Vender, enajenar...! ¡Eso, nunca! Pues, mientras el dinero se va sin dejar rastro, la tierra es eterna, jamás nos abandona. |
|Como madre amorosa nos sustenta sobre sí en la vida y abre sus entrañas para recibirnos en ellas cuando se llega la muerte. |
|Y aquel asedio de que eravíctima no hacía sino acrecentar su cariño por el terruño cuya posesión le era más cara que sus |
|mujeres, que sus hijos, que su existencia misma. |
|A su espalda álzase la desamparada choza, en cuyo interior dos mujeres envueltas en viejos chamales atizan la llama vacilante |
|del hogar. Los vagidos de lacriatura dominan las sordas crepitaciones de la chamiza seca, y afuera, en una esquina del rancho, |
|un niño de diez años, vestido a la usanza indígena, se entretiene en tirar del rabo y las orejas a un escuálido mastín que, con |
|las patas estiradas, tendido de flanco, dormita al sol. |
|La mañana avanza. Mientras lasmujeres trabajan con ahínco en las faenas domésticas y el chico corretea con el descarnado |
|Pillán, el padre sigue echado sobre la hierba, absorto en una muda contemplación. Sus ojos se fijan de cuando en cuando en la |
|lejana casa del fundo, cuya roja techumbre asoma allá abajo por entre el ramaje de los sauces y las amarillentas copas de los |
|álamos. Un poco a la derecha, en el...
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