RAFAEL GUILLÉN: LA ENCRUCIJADA DE LA ETERNIDAD

RAFAEL GUILLÉN: LA ENCRUCIJADA DE LA ETERNIDAD


El otro lado de la niebla. Trilogía y coda
Edición de Jenaro Talens
Salto de página, Madrid, 2013



Desde que los hombres comenzaron a preguntarse sobre la existencia del Mundo, lo que significaba interrogarse sobre su propia existencia, la unidad de las ciencias constituye uno de sus más ambiciosos retos. Acrisolado en su voz cósmica,Rafael Guillén nos transmite el germen y el cardumen de su noción y concepción poéticas: “Se trata de un intento (…) de suprimir las barreras artificiales que desde tiempo inmemorial se interponen entre las ciencias, las artes y las letras, en aras de una comprensión unitaria —conceptual y física— del universo”. Los griegos llamaban poiesis a la creación, fuera cual fuera la materia de la que setratase; como explicaba Platón en El banquete, causa que convierte cualquier cosa de no-ser en ser. Poeta era todo aquel que diseccionaba la naturaleza o la trascendía: matemáticos, físicos, astrónomos, historiadores, dramaturgos, líricos, todos se acercaban con sus aquilatados instrumentos a penetrar en el misterio, a revelar lo visible en lo invisible. Una forma de conocimiento penetrada siemprepor la recreación lúdica, pero sin confundirse derivando el ser poético en patética humorada, consagrando la inepcia de una época empapada en los afanes de la mediocridad. Porque si todo parece legítimo, el límite lo instaura –según Georges Steiner– “la presencia o ausencia de la poiesis, del acto y la experiencia del acto de la creación”; ese momento de éxtasis –como explicitaba Heidegger– en elque algo se aleja de lo que es para devenir en una entidad nueva, en el caso del arte, de carácter estético.
No deja de sorprenderme la capacidad del ser humano para no sorprender. Es una paradoja ciertamente lastimera que nos conduce al camino trillado de las señales conocidas y las huellas conculcadas. Y esto me ocurre cuando leo a la mayoría de los críticos que tratan acerca de la obra de RafaelGuillén, a quien conozco prácticamente desde que me reconozco; sin cuya palabra, mi palabra hubiera adolecido de esa capacidad única que posee nuestro poeta para adentrarse en lo invisible, donde se funde el hombre “como la roca que una lengua de lava ardiente engulle”. Jenaro Talens lo confiesa sin ambigüedad: “Siendo, como el tiempo ha demostrado, una figura singular e importante en la llamadageneración del 50, su obra no gozó en el momento de salir a la luz pública del reconocimiento mediático y académico que le correspondía”. Se convierte en letanía monótona la marginalidad que sufren los creadores desplazados del orden canónico de las dos grandes metrópolis. Francisco Gil Craviotto incide en este adusto debate de las periferias: “Rafael Guillén, cuando yo lo conocí, hace más demedio siglo, era la gran promesa de las letras granadinas; ahora es, con toda evidencia, el gran poeta de Granada y uno de los más importantes de España”. Gregorio Morales va más allá, apostillando el vacuo, que no inane, argumento de la centralización cultural: “Rafael Guillén es el mejor poeta español contemporáneo y por eso esgrime la humildad de lo genuino (…) el que plantea una apuesta másarriesgada, el más bello, el más sereno, el que más nos embarga de sentimiento y humanidad (…) venciendo el peso de una ciudad de provincias donde la excelencia es vista con recelo”. Sumándome a lo dicho, no me tiembla el pulso para afirmar que Rafael es uno de los más grandes poetas españoles de todos los tiempos, capaz de extraer de la palabra el misterio y la emoción, como un diamante surge de lafuliginosa corteza del carbono.
Rafael es un poeta profético, dotado de intuición mágica; un descifrador de los enigmas que se encierran en la cara oculta de la verdad estremecedora. Y por esta rara cualidad del espíritu, Guillén es un ser humano experto en exteriorizar los sentimientos, tarea no siempre fácil; sobre todo cuando nos alcanza su voz poderosa con el hallazgo de la sorpresa y la...