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Oficina n.1
Parte 19
Padre: ¡Ochenta y ocho!
Narrador: El jefe civil señalo el 88 con un grano de maíz en su cartón.
Ocho personas estaban sentadas a lo largo del mesón de las Maitas. DoñaCarmelita no jugaba sino que esperaba pacientemente los recesos para conversar un poco y expresar sus temores.
Padre: ¡Los dos patitos! - Voz gangosa.
Gualberto: ¡Sigue moviendo la busaca! ¡Sácame elsiguiente número!
Padre: ¡El 7 pelado!
Gualberto: ¡Lotería!
Narrador: Doña Carmelita aprovecho el momento para insistir en sus lamentaciones.
Doña Carmelita: Siguen llegando nubes de gente rara yhacen sus casas donde se les da la gana, a veces con la cara pegada a otra cosa, puerta con puerta, como si desafiaran al vecino. - Preocupada
Padre: No se preocupe Doña Carmelita, muchos aquí hicieronsus casas donde les dio la gana, además ya los cantaureños se pusieron de acuerdo para ponerle el nombre de la calle Cantaura a su hilera de ranchos.
Narrador: Cada persona coloca su cartón alalcance de la mano, el cura retornaba cuidadosamente, una por una, las pequeñas fichas de madera al seno bolso de dril.
Doña Carmelita: ¡Y la gente que viene, Dios mío! ¡Hay cada facha!
Gualberto: En esosi tiene razón, yo creo que en alguna parte han vaciado las prisiones para mandarnos lo que tenían dentro.
Es que la gente se imagina que el petróleo, corre por las calles, uno lo recoge contotumita, tiene su depósito particular y se hace rico.
Padre: ¡Cuarenta y siete! - Grito.
Doña Carmelita: Si esta lotería la vuelve a ganar el Jefe Civil es porque hay combinación fraudulenta entre laiglesia y el estado.
Padre: ¡Sesenta y dos! - Grito
Narrador: Doña Carmelita sin prestar atención a los guarismos de los cartones, ni al solfeo del padre, ni a los granitos de maíz, se puso a pensar enla necesidad de construir una iglesia. Hasta ahora el padre Toledo se veía obligado a dar misa en la casa de las Maitas en cuanto a la confesión, se practicaba al aire libre, a la sombra de un...