Relato Terremoto 1985
Hay mamita, me apachurras, me lastimas
Fue rapidísimo. Caí con el brazo izquierdo y la barba porque con el derecho estaba cargando a Quique; no quise caer encima de él, por eso metí la barba. Cuando nos detuvimos el niñome dijo “Ay, mamita, me apachurras, me lastimas”. “Salte rápido”, le contesté lo saqué de debajo de mí. Me traté de levantar pero me di cuenta de que mi brazo izquierdo estaba atrapado. Toqué al niño, le pregunté si le dolía algo. “Esta muy oscuro” me dijo. “Sí, mi amor, es que se fue la luz, quédate quietecito.” Traté de buscar a mi esposo en la oscuridad y
encontré su cabeza: “Enrique,háblame”. No me contestó. Le toqué el pulso, no, lo moví, nada. Estaba muerto.
Al ver que no me podía sentar ni levantar me quedé tirada boca abajo. Me di cuenta de la situación, tenía que guardar mucha calma, estar tranquila. Traté de imaginar qué techo se había caído, qué pared, pero estaba muy oscuro. Busqué a mi niña, la llamé, Leslie, Leslie, me ayudó pensar que sino la oía fue porque había muerto y sumuerte había sido instantánea, no había sufrido. Volví a tocar a mi esposo, su cabeza estaba sangrando, le tomé el pullso otra vez y no, no, no, no, no.
No sería la única que me encontraba en esa situación, tenía que estar pendiente por si alguien venía a rescatarnos, entonces me volví a decir “tengo que estar tranquila” para no gastarme el oxígeno del lugar donde quedé atrapada. ¿Cómo estaríala casa de mi mamá? En ese momento todos iban a tratar de saber de todos y al ver que yo no llamaba por teléfono me iban a venir a buscar, y al ver el edificio todo derrumbado me iban a sacar; pensé: “Ojalá así sea”.
Hice el intento por zafar mi brazo. Había unas tablas cerca de mí y me di con una tabla, me quería romper el brazo; “si lo restiro me lo puedo romper, lo puedo cortar y luego loamarro con mi camisón para no desangrarme”, me di con el tacón de la zapatilla, con una piedra, pero nada. Me dije: “Si Dios quiso que quedara así atrapada, fue por algo, tal vez sí se derrumbó el edificio y si trato de salir voy a perder la vida”. Quique no tenía ni un raspón y decía yo: “!Ay, Dios mío, permiteme salir con vida, que me sienta bien, porque si llego a desfallecer mi hijo se va aquedar aquí solo, atrapado, y va a ser una muerte muy fea, tengo que aguantar”. Me quedé quieta junto a mi hijo. Sentí unas toallas en los pies, las jalé un poco pero no las alcanzaba, el niño sí se podía sentar, y le dije: “Mi amor, ve tocándome las piernas y cuando llegues a mis pies las vas a sentir”. Y me dio las toallas, acomodé una tapando el cuerpo de mi esposo para que el niño no lo...
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