Reptil

El Reptil
Desde hace tiempo pesa sobre mí una carga atroz; un lastre. Ha crecido en mí una herida interna, de esas que sangran poco, pero profundamente. Y aunque no he narrado a nadie el origen de semejante desgracia, ya no puedo resistirme más. Si todo comenzó con la lengua, la lengua es el medio, no de sanación, pues esto es imposible, sino de propagación y resignación. Propagación paradisipar y debilitar. Resignación, pues no hay cura humana o divina.
De entre las imágenes revoloteantes, de antes de la Herida, logro recordar una tarde verde-gris; cuando revisaba viejos y oscuros textos en los viejos y oscuros anaqueles de aquella biblioteca. Nunca pude averiguar cómo fue que tal acervo se conservó, pero ya casi nadie sabe de esas cosas. ¿Cómo llegó ahí? No lo sé. De haber aceptadola invitación de Gea, su invitación a tomar extractos de matorrales y malahierba, hubiese evitado el encuentro, pero el hado tiene hilos fuertes y largos…y negros. Hilos de muerte.
Mala hora y mal lugar. Habiendo terminado de explorar un bulto de libros enmohecidos y medio devorados por las larvas, encontré un libro no muy grueso y muy viejo, aunque sospechosamente conservado, como si las larvashubiesen sabido que era aquello. En el interior había diversas ilustraciones y textos escritos en una lengua vieja que yo conozco, pero en un modo muy extraño, modo que yo sólo conocía como un rumor. Esa fue la hora del encuentro. Ahora pienso que un retraso de diez o quince minutos hubiera impedido el encuentro. Recogí aquello y lo guardé como un tesoro. ¡Debí quemarlo en ese momento!, pero lacodicia y la ambición corrompen al culto soberbio más que a nadie.
El Libro estuvo en mi bolsa durante varios días, así que no lo abrí ni lo ojee. Él estaba ahí, esperando que lo abriera en el momento preciso; y todo el mundo estaba de su lado, pues no podía acercarme a Él por culpa de los otros. Por culpa de Él y de los otros.
El Mundo me hizo tropezar y enfermar. Quebró mi garganta. Dificultó mirespiración y distorsionó mi voz para que ésta alcanzase el tono adecuado. Retiró, además, los obstáculos justo antes de esa luna nueva de junio de ese año. El Mundo me ocasionó insomnio con terror y cafeína. Fue el Mundo el que me hirió esa mano con ese frasco. En definitiva, el Mundo, en contubernio con el Libro, realizó el objeto de su voluntad usándome como instrumento…y yo que pensabaestúpidamente que el Libro era mío, cuando lo cierto es que soy de Él.
Aquel contubernio mundano requería de mi lectura mientras preparaba el escenario y esperaba el momento. La primera vez que pude ojear aquello fue el último sábado de abril; pero como su sentido último estaba vedado por el arcano criptograma que era esa sintaxis-rumor, no pude entender el significado de aquellas líneas sino hastamediados de mayo, habiendo comenzado ya el cuarto menguante.
Antes pensaba que el encuentro del Libro en el suelo de esa biblioteca fue el acontecimiento que gestó el mal y produjo la Herida, pero ahora creo algo distinto. Si yo fui el instrumento del Libro, el Libro es el instrumento del Dragón.
Me dijeron una vez que mi piedra, según mi lugar y fecha de nacimiento, es la amatista. No les creí,pues la magia era para mí algo ajeno, extraño, precisamente por mi lugar y fecha de nacimiento. Gea me regaló, por lo tanto, un anillo de plata con una amatista incrustada. El metal adecuado con la piedra adecuada para la persona adecuada. Me pregunto, cuántos eones le tomó al Dragón preparar su advenimiento, con quiénes tuvo que asociarse, si acaso Gea es aliada del Dragón. ¿Sabía que rechazaría susinfusiones? Sin embargo, sospechar de Gea es como sospechar del frasco o de la lluvia, de las semillas o de la noche. Esas cosas tienen voluntad, pero terminan haciendo lo que el Dragón les obliga. Si sospecho de ella, entonces sospecho de todo; y a estas alturas, eso es equivalente a ya no sospechar.
Aquella tormenta de frío, aquel soplo seguido de sangre apelmazada deformó—aún no sé cómo—...