Repu Blica Filosofia
Platón
Uno de los puntos más desconcertantes, pero también más interesantes, de lo
que nos enseñan los filósofos griegos acerca del alma humana, es el de su “división” o
sus “partes”. No resulta, al principio, evidente, por qué Platón, y a su modo Aristóteles,
quienes reconocen que el alma es inmaterial, hablan después de una cierta división en
ella ydistinguen sus dimensiones y sus facultades. ¿No sería mejor hablar del alma
como una unidad absolutamente simple?
Lo cierto es que existen experiencias humanas que parecen contradecir la unidad
del alma. Si la razón es lo que orienta nuestra conducta, ¿cómo podemos explicar que a
veces hagamos cosas que nuestra razón nos presenta como malas o inconvenientes, y sin
embargo las deseamos ylas llevamos a cabo?, ¿por qué no hacemos cosas que, a la luz
de la razón, son las adecuadas?, ¿por qué se presentan los conflictos de deseos, si el
alma humana es unitaria? ¿Es verdadera la tesis filosófica –que se atribuye, quizá
erróneamente, a Sócrates– de que “nadie hace el mal a propósito”? Y si así fuera
¿entonces por qué culpamos a quien actúa mal, si actúa por ignorancia respecto alo que
es mejor? ¿Cómo conseguir la armonía entre las diversas “partes” del alma?
El siguiente texto de la República de Platón pone las bases de la discusión de
estos problemas mediante una particular división del alma humana y una propuesta
concreta para su armonización y la unidad de la vida intelectual y afectiva. De un modo
muy sugerente, Platón propone también en estos pasajes queel orden y unidad de la
ciudad y de la organización política y social, debe basarse en el mismo modelo que da
orden y armonía al alma.
Sócrates- ¿Y la sed? -pregunté. ¿No la pondrás por su naturaleza entre aquellas
cosas que tienen un objeto? Porque la sed lo es sin duda de...
Glaucón- Sí, de bebida.
Sócrates- Y así, según sea la sed de una u otra bebida será también ella de una uotra clase; pero la sed en sí no es de mucha ni poca ni buena ni mala bebida ni, en una
palabra, de una bebida especial, sino que por su naturaleza lo es sólo de la bebida en sí.
Glaucón- Conforme en todo. Platón
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Sócrates- El alma del sediento, pues, en cuanto tiene sed no desea otra cosa que
beber y a ello tiende y hacia ello se lanza.
Glaucón- Evidente.
Sócrates- Por lotanto, si algo alguna vez la retiene en su sed tendrá que haber en
ella alguna cosa distinta de aquella que siente la sed y la impulsa como a una bestia a que
beba, porque, como decíamos, una misma cosa, no puede hacer lo que es contrario en la
misma parte de sí misma, en relación con el mismo objeto y al mismo tiempo.
Glaucón- No, de cierto.
Sócrates- Como, por ejemplo, respecto del arquerono sería bien, creo yo, decir que
sus manos rechazan y atraen el arco al mismo tiempo, sino que una lo rechaza y la otra lo
atrae.
Glaucón- Verdad todo.
Sócrates- ¿Y hemos de reconocer que algunos que tienen sed no quieren beber?
Glaucón- De cierto, muchos y en muchas ocasiones.
Sócrates- ¿Y qué podría decirse acerca de esto? ¿Que no hay en sus almas algo que
les impulsa a beber yalgo que los retiene, esto último diferente y más poderoso que
aquello?
Glaucón-Así me parece, dijo.
Sócrates- ¿Y esto que los retiene de tales cosas no nace, cuando nace, del
razonamiento, y aquellos otros impulsos que les mueven y arrastran no les vienen, por el
contrario, de sus padecimientos y enfermedades?
Glaucón- Tal se muestra.
Sócrates- No sin razón, pues juzgaremos que sondos cosas diferentes la una de la
otra, llamando, a aquello con que razona, lo racional del alma, y a aquello con que desea y
siente hambre y sed y queda perturbada por los demás apetitos, lo irracional y
concupiscible, bien avenido con ciertos hartazgos y placeres.
Glaucón- No; es natural que los consideremos así.
Sócrates- Dejemos, pues, definidas estas dos especies que se dan en el...
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