riccardi

Corazón de oro

Estaban todos reunidos en aquel centro que recién se había inaugurado. Una total novedad. Hace tiempo no abria edicio comercial tan grande, y el que ya estaba en la ciudad quedó obsoleto con el tiempo y con los cambios sociales.
No era novedad que estuviesen todos reunidos en aquel lugar; No eran una familia que no hiciese cosa más que estar unidos para la mayoria de lasactividades que, la mayoría de nosotros, estaría haciendo solo, o a lo más, con un amigo. Y no, manteniendonos sin deformar la idea que propongo, que es santa e ingenua como pocas cosas estos días, pido retenernos en el texto, y no en nuestros pensamientos turbios.
Eran una familia adinerada, pero agradable. No eran aquel estereotipo lejano y caricaturezco que se ha implantado desde siempre ennuestras cabezas de que la riqueza hace peor a la persona o, si de verdad esta hiriese el alma de alguien, no podría saberlo, no si tenemos de ejemplo a tal afable grupo.
Su bondad rebosaba y se transmitía más allá de sus cuerpos, se transmutaba en el ambiente y recorría también la piel de cualquiera que se acercase a ellos, eran sin duda un tipo de personas que hacen falta en la sociedad.
Y sinadentrarnos más en cuestiones sociales es que nos encontramos con una especifiación importante: Como ya han de saber, nada es perfecto en esta vida, y no es noticia nueva esto que les estoy contando, pero han de grabarselo bien, puesto que esta familia padecía de un cancer muy problematico: Derrochaban como locos.
Y es que podían estar cada momento, cada día de sus vidas mientras tuvieran dinero,gastandolo en cosas tan bizarras como trajes para los trajes de sus dedos meñiques o piscinas para hamsters que no tenían puesto que aun estaban buscando por comprar una cobaya de pelaje verde proviniente de algun remoto lugar del Congo.
Su imaginación a la hora de comprar, y su poca practicidad ante esta labor eran legendarias y bien conocidas alrededor del distrito comercial. Eran conocidosvulgarmente por las malas lenguas con un nombre que hace alusión al hecho de defecar dinero, que por temas de pura cortesía y apreciación con vuestros ojos, que están leyendo esto, no podría narrar, pero que dejaré a vuestra inconsciencia.
Pero como también se ha dicho hasta el cansancio: Toda regla tiene su excepción. Y esta excepción se llama Riccardi, el menor de la familia.
Y es que mientras elresto de su parentela estaba intentando comprar unos efimeros panqueques que lanzaban luces y que tras cinco minutos de esta tarea explotaban; Riccardi se encontraba buscando por todos lados con cierta paz, unos zapatos que iba a necesitar.
Aqui es cuando se encuentra con una anciana que necesitaba ayuda y, en un acto normal por parte de la amabilidad enseñada por sus padres, la ayudó a pesar deque la veterana se demoró más de tres horas en recordar lo que quería hacer y una media más en realizar tal acción.
Y, siendo motivo de recompensa, la abuelita extendió un billete a las manos del joven quien, sin pensarselo dos veces rechazó con cortesía.
“Muchisimas gracias, pero tengo lo suficiente con este billete que guardo en mis bolsillos” -Dijo despidiendose para ir de una vez por todaspor el par de zapatos.
Tras mucho caminar, ya cansado, pudo encontrar la zapatería a la que iba siempre, un lugar muy antiguo, de precios muy baratos y un vendedor muy amable que ya estaba adentrado en la edad. Ahi Riccardi compró el calzado y, tras comprarlo, pudo volver a su casa tranquilamente.
Y aqui es cuando lo primero termina. A que no ha sido una historia blanda ¿Cierto? He de notar quenoo es la costumbre de la gente volver a leer algo dulce como el pastel, digo, uno está acostumbrado a historias con más amargura, como un chocolate... Hmmm... ¿Chocolate? ¡Si! ¡Como el que ese mismo día comería nuestro protagonista!
Esa tarde había pastel de chocolate. Riccardi como era usual en él comió muy poco y se dedicó a pensar en los trabajos que podía hacer para conseguir dinero. A él...