romano
En continuidad con las enseñanzas del Papa Juan Pablo II, nosotros, Pastores del “Pueblo de la Vida”, damos gracias a Dios Padre por el don de lavida. En la plenitud de los tiempos nos envió a su Hijo nacido de la Virgen María, para que los hombres tengamos vida en abundancia; una «vida nueva y eterna, que consiste en lacomunión con el Padre, a la que todo hombre está llamado gratuitamente en el Hijo por obra del Espíritu Santificador» ( EV 1).
Con ocasión de este aniversario, y siguiendo larecomendación de la LXXXI Asamblea Plenaria[2], invitamos a que la Solemnidad de la Encarnación –que este año 2005 se celebra el 4 de abril– se celebre oportunamente con diversasiniciativas que sirvan para que el aprecio y respeto de la vida, centro del mensaje de la Evangelium Vitae , sea conocido y anunciado en nuestras Iglesias.
Muchos cambios sociales,culturales y científicos han transformado la forma de ver, entender y vivir la vida. Este progreso nos permite ver la existencia de forma distinta.
En la sociedad a aumentado laesperanza de vida, y se han logrado curar muchas de las enfermedades que antes causaban muchas bajas en la población.
Aún así la vida sigue sin poder ser interpretada o al menosno es nada fácil. La vida a diferencia de las máquinas no puede ser domesticada ni programada, como consecuencia no se puede renunciar a los sentimientos ni a las emociones.
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