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No creo que exista otro lugar igual en San José.  No se puede copiar ni reproducir, no es un montaje y si lo intentaran, fracasarían en manos de lo falso.
Su decoración es extraordinariamenteacogedora y a la vez ecléctica, responsables de este efecto son las banderillas tibetanas que cuelgan del techo del balcón y cruzan por encima de las cabezas de los comensales, también aportan a dar estasensación los diferentes espacios arreglados y compuestos para varios propósitos y estilos de encuentro, ya sea una tertulia en sillas auténticas de tiempos coloniales costarricenses o sobre cojines enel suelo, al estilo oriental.

El mobiliario es parte del escenario, los artículos y objetos que inundan el espacio terminan de dar el toque final, incluyendo unas inmensas banderas querepresentan los continentes y que fueron creadas por el propietario de este mágico lugar.
Cali Rivera, el artista que decidió abrir otra ventana para el placer, en este caso gastronómico, convirtió su taller,El Taller del Artista, en un lugar abierto al público, una ventana, como lo representa el logo del sitio, por la cual es válido asomarse y entrar por ella, es pues "una puerta ventana". 
Por esoCali, la gente que lo ayuda y su sitio irradian, en primer lugar, respeto hacia las personas que ingresan en este mundo.  Desde el mago profesional vestido de salonero, el bartender fascinado por lateología, hasta la barista profesional, que prepara el bello menú de cafés especiales que llevan nombres de artistas nacionales y universales, rindiéndoles tributo y reconocimiento. 

Ninguno de ellospersigue el tan buscado 10% de propina... este llega. 
Cali sorprende al descubrir su ecléctica personalidad, representante de Costa Rica en el festival OTI en 1989, tenor, canta desde los 7 añosde edad, hoy pinta y expone sus obras en su sitio, que en realidad es una "instalación" permanente en la cual interactúan pintores, músicos como "Éditus" y artistas de la cocina como el chef de...