Si Escribo Jeppener

CATALANO, WALTER
Legajo N° 20275/3

Taller de Comprensión y Producción de Textos II
Un lugar de ensueño
Si escribo Jeppener, seguramente será asociado a una marca o producto nuevo en el mercado. Ahora bien, si digo Jeppener un pueblo a orillas de la ruta 29 perteneciente al partido de Coronel Brandsen, estamos acercándonos a otra realidad.
Sorpresa es si cuento que Jeppener fue terminal derieles cuando el Ferrocarril del Sud extendió su red; pero eso no es todo, también es importante recordar que el pueblo vivió y vive de lo producido en las instalaciones del hoy PSA PEUGEOT CITROËN ARGENTINA. Mucho antes se sustentó con las máquinas de coser PAFF BROMBERG y luego con los motores a explosión para las primeras motos PUMA en Sudamérica. Así más tarde cambiaron algunas maquinariaspara realizar autopartes completas de la línea CITROËN.
Pues bien, YO nací en Brandsen pero pase toda mi niñez y juventud en ese bendito pueblo. Saben, estoy orgulloso de eso. Si buscan paz, tranquilidad, aire puro, hacer buenos vecinos y mejores amigos no lo duden, las puertas están abiertas.
Crecimos juntos. Las calles eran de tierra, el tren era el único medio de locomoción, el ruido fuerte queparalizaba la tranquilidad, era la sirena anunciando el comienzo o fin de las tareas para los obreros en la fábrica. En épocas de esplendor hacia los años setenta, llegaron a trabajar dos mil ochocientos obreros. ¡Qué lindo lucía el pueblo! Había un barrio para obreros casados, todos los chalets bien distribuidos, hoteles y barracas para solteros, un gran comedor y un bar. Era una ciudad apequeña escala.
En el pueblo vivían mis mejores amigos. Rulo Irigoyen, el hijo menor de los panaderos, Yoyo García, con quien compartíamos la atención del bazar, librería, juguetería y anexos, único en todo Jeppener. La barra se completaba con mi tocayo Edgardo Carreras, de padre electricista y madre ama de casa, Daniel el “turco” Medley, primo por parte paterna, a quien ayudábamos en el bar de lafábrica, para luego jugar gratis al metegol.
Más tarde se agregaron los del barrio fabril, Marcelo “el tano” Mogliani, Rody “cabezón” Noguira, Rafael “gallego” Izcurdia, todos hijos de jefes en la fábrica, más el último en juntarse fue “el negrito” Daniel Baier, cuyo papá era preparador de maquinarias.
Los que podían jugaban al tenis por la tarde en la única cancha dentro del barrio, siempre que losmás grandes los dejaran. En las noches de verano había reunión en la cancha de básquetbol, ubicada frente a la de tenis, que contaba con un escenario que todos cuidábamos porque cada 23 de diciembre a las diez de la noche en punto llegaba Papá Noel con miles de regalos para los hijos del pueblo. ¡Cuántas noches felices!. Comíamos golosinas por dos semanas seguidas: turrones, pan dulces,caramelos, chupetines, garapiñadas, budines, alfajores, más bebida y sándwich para consumir en la fiesta. Todo un lujo.
Cómo no recordar aquellas plazas, los juegos, las reuniones con amigos, el fútbol de los sábados, las calles de tierra, los carnavales y sus bailes en el salón del Club Estrella, jugar con el papel picado de colores o comprar un lanza perfumes congelado para la espalda de alguna chica,toda diversión sana de grandes y chicos.
El pueblo contaba con una escuela primaria y un jardín de infantes en el mismo edificio, un almacén de ramos generales atendido por los Líbera padres e hijos y las carnicerías de Garma y Rochile, ¡cómo olvidarme! si fue quien me hizo llorar cuando piso a mi perro, prometiendo otro que nunca llegó. También había una panadería, dos verdulerías, dos boliches,uno con billar y otro con cancha de pelota-paleta, aunque en las dos se jugaban a los naipes, a veces por las copas, otras por porotos que luego se canjeaban por dinero efectivo. Las sentadas, así lo llamaban, podían durar hasta la madrugada.
Ni hablar cuando había partida de “mongo”, más conocido por pase ingles y jugado con dos dados. Para ello había que ser mayor, se preparaba una casa...