Siempre el mismo dia
Y para Hannah, como siempre.
«¿Para qué sirven los días?
Los días son donde vivimos.
Vienen y nos despiertan
una y otra vez.
Están para nuestra felicidad.
¿Dónde vivir, sino en los días?
Ah, para resolver esa cuestión
el médico y el cura
se ponen sus largos abrigos
y con prisas recorren los campos.»
Philip Larkin, «Días»
Primeraparte
1988-1992
Veintipocos
«Fue un día memorable, pues obró grandes cambios en mí. Pero ocurre así
en cualquier vida. Imaginémonos que de ella arrancáramos un día especial y
pensemos en lo distinto que podría haber sido su curso. Deténgase el lector y
piense por un momento en la larga cadena de hierro o de or o, de espinas o flores
que, de no ser por la formación del primer eslabón enun día memorable, jamás le
hubiese atado.»
Charles Dickens, Grandes esperanzas
Capítulo 1
El futuro
VIERNES 15 DE JULIO DE 1988
Rankeillor Street, Edimburgo
–Supongo que lo importante es aportar algo –dijo ella–. Cambiar las cosas,
vaya.
–¿En qué sentido, el de «cambiar el mundo»?
–No, todo el mundo no, sólo la pequeña parte que te rodea.
Estuvieron un momento sin decirsenada, con los cuerpos abrazados en la
cama individual. Después les dio la risa, una risa ronca, de final de madrugada.
–Me parece mentira haberlo dicho –gimió ella–. ¿A que suena un poco
cursi?
–Un poco.
–¡Intento ser estimulante! Intento elevar tu alma ramplona para la gran
aventura que te espera. –Se giró a mirarle–. Aunque tampoco es que lo necesites.
Me imagino que ya tendrásperfectamente planeado todo tu futuro. Seguro que te
has hecho un esquema cronológico, o algo por el estilo.
–Qué va.
–Bueno, ¿qué, qué vas a hacer? ¿Cuál es el gran plan?
–Pues... mis padres pasarán a recoger mis cosas, lo dejarán todo en su casa,
y yo estaré un par de días en su piso de Londres, viendo a algunos amigos. Luego
Francia...
–Muy bonito...
–Después puede que a China, para ver quétal, y luego igual doy un salto a
la India y viajo un poco por la zona...
–Viajar –suspiró ella–. Qué previsible.
–¿Qué tiene de malo viajar?
–Dirás huir de la realidad.
–A mí la realidad me parece que está sobrevalorada –dijo él, con la
esperanza de dar una impresión oscura y carismática.
Ella hizo una mueca de desdén.
–Supongo que está bien, para el que se lo pueda permitir. ¿Por qué nodices
«me voy dos años de vacaciones», que es lo mismo?
–Porque viajar da amplitud de miras –dijo él, apoyándose en un codo para
besarla.
–Huy, creo que tú ya eres un poco demasiado amplio de miras –dijo ella,
apartando la cara (al menos de momento). Volvieron a apoyarse en la almohada –.
Pero bueno, no te preguntaba qué harás el mes que viene; me refería al futuro
futuro, cuando tengas... nosé... –Hizo una pausa, como si evocase una idea
fabulosa, una especie de quinta dimensión–. Cuarenta años, o por ahí. ¿Tú qué
quieres ser a los cuarenta?
–¿Cuarenta? –Por lo visto a él también se le resistía el concepto–. Ni idea.
¿Puedo decir «rico»?
–Muy, pero que muy superficial.
–Bueno, pues «famoso». –Le empezó a acariciar el cuello con los labios–. Un
poco morboso, todo esto, ¿no?–No, morboso no..., emocionante.
–¡Emocionante!
Le estaba imitando la voz, su leve acento de Yorkshire, para hacerla quedar
como una tonta. Ella ya estaba acostumbrada a que los niños pijos pusieran voces
raras, como si los acentos tuvieran algo inusitado, y pintoresco. No era la primera
vez que la tranquilizaba sentir por él una punzada de antipatía. Se apartó con los
hombros, hasta apoyar laespalda en lo fresco de la pared.
–Sí, emocionante. Se supone que tenemos que estar emocionados, ¿no? Con
tantas posibilidades... Es lo que dijo el rector: «Las puertas de la oportunidad
abiertas de par en par...».
–«Vuestros nombres son los de la prensa del día de mañana...»
–Lo veo difícil.
–Bueno, pero ¿tú estás emocionada o no?
–¿Yo? ¡Qué va! Cagada es lo que estoy.
–Yo también....
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