Siete A Os Para Pecar Sylvia Day

Páginas: 396 (98903 palabras) Publicado: 16 de marzo de 2015
Cuando más tiempo se pone resistencia
Hace siete años, la víspera de su boda, la recatada lady Jessica
Sheffield presenció una escena de libertinaje que ninguna joven
inocente podría imaginar. Escandalizada, pero extrañamente excitada,
ha guardado silencio con respecto al escandaloso Alistair Caulfield, y
recorrió el pasillo de la iglesia como se esperaba. Pero durante años
de un matrimoniosereno y tedioso, la imagen de Caulfield ardió en su
imaginación, alimentando sus sueños más ilícitos…
…más dulce es la recompensa
Alistair huyó lejos de la tentación de la recatada debutante con el
fuego de la pasión grabado en sus ojos… hasta el Caribe. Convertido
ahora en un comerciante de éxito, poco tiene en común con el joven
libertino que ella conoció. Pero cuando Jessica, recién enviudada,sube a bordo de su barco para cruzar el océano, solo unas capas de
seda mantienen a raya siete años de placeres reprimidos… y la
certeza de que sucumbir los consumirá a ambos…

Para todas las lectoras a las que les encantó Un extraño en mi
cama...
He escrito esta novela para vosotras

Agradecimientos

Mando todo mi amor a mis queridas amigas Karin Tabke y Maya
Banks, que se sentaron conmigo en unapartamento alquilado en la
isla Catalina y me consolaron mientras derramaba lágrimas de
frustración. Vuestra amistad hace que mi vida sea mucho mejor.
Gracias también a mi editora, Alicia Condon, por dejarme escribir
esta historia tal como yo quería. Me hiciste un gran regalo y te lo
agradezco.
¡Abrazos para Bonnie H. y para Gina D., las mejores
moderadoras del mundo! Gracias por todo el trabajoque hacéis en
www.thewickedwriters.com
Y gracias a todos los maravillosos foreros de Wicked. Gracias
por los fabulosos y apasionados comentarios que dejáis a diario.
Besos y abrazos.

Prólogo

Había algo irresistiblemente excitante en observar a un par de
hombres atléticos luchando el uno contra el otro. La crueldad y la
violencia dominaban la naturaleza animal y tomaban el control, y sus
cuerposdesprendían tal poder que despertaban los instintos más
primitivos de cualquier mujer.
Y lady Jessica Sheffield no era una excepción; ella no era
inmune a tal visión, como se suponía que tenía que serlo una dama.
Jessica no podía apartar la vista de los dos hombres que
estaban peleando con tanto empeño en el prado que bajaba hasta la
otra orilla del diminuto lago. Uno de ellos no tardaría enconvertirse en
su cuñado; el segundo era amigo del primero, un caradura cuyos
encantos habían evitado que se le criticase y censurase tanto como
merecía.
—Me gustaría revolcarme en la hierba como ellos —suspiró su
hermana.
Hester también los estaba mirando, sentada a la sombra del
viejo roble. Una brisa muy agradable se coló por entre las ramas y
agitó las briznas de hierba que cubrían el impresionanteprado de la
mansión Pennington. La casa se elevaba plácidamente, cobijada tras
la colina repleta de árboles; su fachada de piedra dorada con las
ventanas del mismo color resplandecía con los rayos del sol y ofrecía
serenidad a todo el que la visitaba.
Jess volvió a centrar su atención en el bordado y lamentó tener
que reñir a su hermana por algo de lo que ella también era culpable.
—A las mujeressólo nos está permitido jugar cuando somos
pequeñas. De nada sirve desear cosas imposibles.
—¿Por qué los hombres pueden comportarse como niños toda la
vida mientras que a nosotras nos hacen envejecer cuando todavía
somos jóvenes?
—El mundo es de los hombres —contestó Jess en voz baja.
Por debajo del ala del sombrero de paja, miró de reojo a los dos
que seguían revolcándose en la hierba. Unaorden dada a voces
desde lejos los detuvo de repente y Jessica irguió la espalda. Los
cuatro se volvieron al unísono en la misma dirección y ella vio a su
prometido acercándose a los dos jóvenes. La tensión que la había

invadido abandonó su cuerpo poco a poco, dejándola abatida, igual
que una ola después de romper en la orilla. No por primera vez, se
preguntó si algún día perdería la aprensión que...
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