Sobre El Arte Llamado Religioso

S

Criterios, La Habana, nº 29, enero-junio 1991, pp. 197-211

obre el arte
llamado religioso*

Stefan Morawski

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No conozco autores de libros o ensayos serios que hoy día le impongan
al lector apodícticamente, sin previas reservas y discusiones, un único
concepto absolutamente obligatorio de religiosidad. En el contexto de mis
reflexiones, complica el asunto el empleo de variosconceptos (términos)
que unas veces son propuestos como intercambiables, y otras veces son
tratados como referentes a significados diferentes. Se habla de arte sacro, eclesiástico y religioso. A veces ocurre también que se introduce la
fórmula «arte metafísico», dando por sentado que por lo menos en algunos casos coincide con el arte religioso. Cuando se tiene en cuenta que
hoy día, sobre todoen las complejas condiciones del proceso en que la
vida cultural en nuestro país está pasando a colocarse bajo el mecenazgo
de la Iglesia, se usa, además, la denominación «arte intraeclesiástico» —
lo que en modo alguno es equivalente a arte ritual-litúrgico—, la confusión parece inevitable. Basta con echar mano a trabajos teóricos que siguen sin caducar, tales como S mysl tvorchestva [ Elsentido de la
creación] (1915) de N. Berdiaev, Pravoslavie [Ortodoxia] (1959) de P.
Evdokimov, Kunst und Religion in der Verwandlung [Arte y religión en
*

Unidades 2, 3 y 5 del artículo «O sztuce zwanej religijna», en Wiez, Varsovia,
1988, nº 3, marzo, pp. 32-40 y 43-48.

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la transformación] (1961) de K. Ledergeber, y la Constitución sobre la
liturgia, adoptada en el Concilio Vaticano II, para darse cuenta de que los
conceptos de sacralidad y religiosidadno son empleados de manera idéntica. Quedan sin resolver, pues, cuestiones fundamentales. ¿Debe el auténtico arte religioso ser eclesiástico? Es decir, ¿es inaccesible lo sacrum
sin la liturgia, del mismo modo que la liturgia carece de sentido sin lo
sacrum? ¿Qué o quién ha de decidir que el arte no simboliza, sino únicamente representa, es decir, es religioso en el más bajo significado de estapalabra? Por último, ¿es, en general, admisible el uso del concepto
«arte» con referencia al icono si Evdokimov le niega a éste cualidades
artísticas en el caso de la creación sacra? Y, seguidamente, ¿cómo tratar
«La Trinidad» de Rubliov como «evangelio pintado» (como teofanía) si
se habla de su belleza sentido artístico? ¿Puede el arte en general ser sacro si este fenómeno es concebido comoun hacer presente a la divinidad
y se le contraponen las características ceremoniales-litúrgicas? ¿No es el
arte una trágica dolencia del orden terrenal, como sugiere el texto de Berdiaev? Si en la interpretación ortodoxa de la fe se acepta la gnosis —el
saber secreto—, entonces otras versiones del gnosticismo (al igual que,
por ejemplo, del budismo) que no suponen una liturgia eclesiástica¿han
de ser consideradas como experiencias religiosas de iguales derechos y,
por consiguiente, se ha de aceptar que lo sacrum puede manifestarse en
ellas de otra manera y que lo numinosum puede estar ligado al mysterium tremendum entendido de otro modo? Pero de tal concesión resultaría que el arte del Lejano Oriente cumple el requisito de la religiosidad de
una manera distinta que el artecristiano. Situaciones embarazosas hay
muchas. Es preciso, pues, decidirse por alguna opción, para que se sepa
a que me refiero cuando pregunto sobre la religiosidad como rasgo constitutivo de una determinada variedad del arte o, tal vez, de toda manifestación del arte.
Con vistas a las tareas de este ensayo, quisiera partir de las siguientes tesis:
1. Como R. Otto y M. Eliade, pienso que la...