Solo Para Mi

Te quiero sólo para mí.
No soporto la manera en que lo miras, ni cuando lo abrazas, lo besas o lo arrullas al dormir. Te dije que no, pero tú nunca me haces caso. Para el día en que te des cuenta, sabrás que fue lo mejor.
L.N.
Un tumulto de periodistas se abalanzó rápidamente en busca del Toyota gris. Apilándose unos contra otros, extendían sus micrófonos para ser los primeros en capturar lanota del día. Lisette, la joven de diecisiete años estudiante de preparatoria, iba ser juzgada por un crimen horrendo. La prensa, se hizo cargo de titular el caso con anticipación, le habían llamado; la asesina de puerta plata.
A pesar de ser una alumna ejemplar y una chica en apariencia como todas las de su edad, hoy era acusada de infanticidio por la familia que la contrató como niñera. Sumirada estaba cubierta por unas gafas obscuras, sin lugar a dudas había llorado. Su delgado cuerpo apenas y podía sostenerse en pie. Su cabello estaba desprolijo haciéndola parecer exhausta. No obstante, el foco de la cámara no estaba del todo seguro. La percibía fría, una asesina indiferente. Como si no le importara haberse convertido en la persona más repudiada del país, como si le resultarahilarante la pena máxima que los padres de la menor habían exigido para ella. Entre el escándalo, la televisión se encargaba de catapultarla igual que a una celebridad. En todas partes se hizo escarnio de la versión que declaró para los medios. Para el mundo entero, Lisette representaba a una enferma mental que debía ser juzgada como adulto.
Minutos después, llegaban en un mercedes negro los padres deRafael; el pequeño de un año presuntamente asesinado en su propio domicilio a causa de la menor. El padre, sostenía a una mujer elegante que se encontraba desecha por el dolor. Una madre que no se perdonaría el haber obtenido una reservación forzada para salir a cenar justo cuando la recepcionista le pidió un millón de veces cambiarla por otra fecha menos congestionada. Pero no fue así, aquel díade aniversario, lo sufriría por siempre.
Las cámaras fueron implacables. Los periodistas hacían preguntas indiscretas, desfasadas, dispuestas a conseguir <<la buena nota>>. Por un segundo pareció que la familia estaba siendo agredida por veinte aves de rapiña. Sobrevolando a dos presas sin fuerzas para defenderse.
Al pie del juzgado, un escolta aparto a empujones a los reporterospara que los padres pudieran ingresar. Una vez en las tribunas se dio inicio al caso. Y todos guardaron silencio.
La defensa alegaba, muerte de cuna. Tras grandes momentos de incertidumbre llegó el instante mas difícil, la declaración de Lisette. La expectativa en su testimonio, terminó por tragarse hasta la última alma de aquel salón. Una solemnidad dolosa podía verse y tocarse en la expresiónde las personas.
La joven miro a la audiencia, clavó la mirada a la madre del niño y comenzó.

—Fue, la noche del viernes. Recuerdo que llegué a la casa como a las seis de la tarde. Los señores ya se habían alistado y solo me esperaban para darme algunas instrucciones, lo usual.
— ¿Lo usual? —Preguntó la contraparte—. ¿Quiere decir que usted ya había trabajado como niñera antes?
—Sí. Peroen casa de los Navarro era la primera vez.
— ¿Ha tenido problemas con las personas para quienes ha trabajado?
— ¡Jamás! —Lisette atronó la palabra con certeza. En la colonia todos me conoces y a mis padres también. Nunca tuve problemas ni con los niños o con sus padres.
— ¿Pero ese día se negó a cuidar a los dos niños? ¿Por qué?
—La señora me avisó de improviso. Ese día tenía cosas que hacer.— ¿Qué cosas? —preguntó el abogado con malicia.
— ¡Señor juez es irrelevante! —gritó la defensa.
— ¡No ha lugar! —exclamó el juez.
—Díganos que cosas señorita.
—Deberes, deberes de mi casa y la escuela.
— ¿Entonces por qué aceptó? —preguntó de nuevo el abogado.
—La señora insistió mucho. Dijo que tenía que salir con su marido y que a esas horas ya no conseguiría a nadie dispuesto....