Sonetos de Quevedo


PRIMER TRABAJO
COMENTARIO DE DOS SONETOS DE FRANCISCO DE QUEVEDO

Francisco de Quevedo (1580-1645), cuya formación la realizó en Colegio Imperial de los jesuitas y en la Universidad de Alcalá, fue un hombre muy vinculado a la corte. No obstante, aunque hay datos biográficos interesantes sobre nuestro autor, los más importantes y útiles para nosotros son los datos sobre su obra, gracias a lacual ha pasado a convertirse en uno de los autores más importantes de la literatura española de todos los tiempos, destacando, sobre todo, su obra poética (aunque trató también las vertientes narrativa y dramática).
En la obra de Quevedo vemos absolutamente reflejada la crisis española que hubo en su época, por tanto, encarna absolutamente el modelo de hombre del Barroco: profundamentepesimista y, sobre todo, contradictorio.
Aunque su obra es amplísima y diversa, pues toca más de un género, nos vamos a centrar en la poética, donde aborda diversos temas.
Antes de embarcarnos en el comentario de los sonetos de Quevedo propuestos, no podemos olvidar hablar del Conceptismo, corriente literaria de la cual nuestro autor es el máximo exponente y que se caracteriza por la asociación,siempre ingeniosa, entre palabras e ideas, por la concisión de la expresión y la intensidad semántica de las palabras. Por tanto, encontraremos en muchas ocasiones un lenguaje polisémico, es decir, lleno de varios sentidos o significados. No obstante, comparte con el Culteranismo, cuyo máximo exponente es su enemigo Góngora, el uso de un lenguaje literario complejo, diferenciándose del lenguaje llanopropio del Renacimiento. Los poemas de Quevedo estarán repletos de elipsis, y se caracterizarán, sobre todo, por la concisión.
Tras esta breve introducción donde he hablado, a grandes rasgos, de la obra de Quevedo, paso a continuación a comentar los dos sonetos propuestos.
El primero de ellos se titula Amor que sin detenerse en el afecto sensitivo pasa al intelectual, y dice así:

Mandome,¡ay Fabio!, que la amase Flora
y que no la quisiese; y mi cuidado,
obediente y confuso y mancillado,
sin desearla, su belleza adora.

Lo que el humano afecto siente y llora,
goza el entendimiento, amartelado
del espíritu eterno, encarcelado
en el claustro mortal que le atesora.

Amar es conocer virtud ardiente;
querer es voluntad interesada,
grosera y descortés caducamente.

El cuerpoes tierra, y lo será, y fue nada;
de Dios procede a eternidad la mente:
eterno amante soy de terna amada


El soneto podemos encasillarlo dentro de la poesía amorosa del autor, si bien, tras leerlo y según mi opinión, hay algún toque de moralidad en los versos.
El primer aspecto que me gustaría destacar es el métrico. Estamos delante de un soneto clásico, formado por dos cuartetos y dostercetos, con versos endecasílabos, es decir, de once sílabas, con la siguiente rima consonante: ABBA ABBA CDC DCD.
Centrándome ya en el contenido, en este soneto se plantea a la perfección la diferencia entre amar y querer. Algunos estudiosos como el profesor José María Pozuelo Yvancos en su artículo “Aspectos del neoplatonismo amoroso de Quevedo” piensan que esta distinción la pudo tomar Quevedopara crear su soneto de las primeras páginas de “Los diálogos de Amor” de León Hebreo. Lo que queda patente en el poema es que Quevedo trata el amor, y es aquí una de las pocas veces que lo hace, desde un modo teórico y objetivo.
Podemos decir que el soneto se presenta como una especie de diálogo entre el poeta y un supuesto interlocutor a quien éste llama Fabio. Quevedo trata el amorneoplatónico, de índole espiritual (que se relaciona con el verbo “amar”), y lo compara con el amor de índole carnal (que se relaciona con el verbo “querer”). Nuestro autor exalta las virtudes del amor espiritual, el cual considera superior al amor físico, pues este último es caduco y sujeto al tiempo, mientras que el primero, al ser espiritual, es eterno.
En cuanto a la estructura, ya he comentado...