Sube conmigo

SUBE CONMIGO (o Del Amor)

Para amar hay que derribar las murallas divisorias: antipatías, agresividades, la imagen inflada de sí mismo; y superar la ansiedad, la angustia y las depresiones. Amar es respetarse, adaptarse, perdonarse, comprenderse, aceptarse, comunicarse y acogerse.
El hombre es soledad. Antes de tratar de comprender el misterio de los demás debo comprenderme yo. Al conseguirla percepción de mí mismo me encuentro con la sensación de que soy diferente de todos los demás. Yo soy único, como lo es cada uno de los otros. La soledad del ser, eso es el hombre. De esta soledad (conciencia de sí mismo), se pasará luego a la relación (intento de conocer a los demás). Pero el hombre de hoy es un fugitivo de sí mismo, vive fuera de sí, en superficie, buscando refugio en el mundoexterior. No ama, busca protección. Es la crisis de la evasión, a la que derivamos cuando no encontramos el sentido de la vida, y éste se encuentra al interior de nosotros mismos!
Así como hay fugitivos hacia fuera, también los hay hacia dentro: los solitarios, aislados por murallas que ellos mismos han levantado huyendo de un mundo que estiman injusto, o apartándose por sentir que en él notienen lugar.
El ser racional del hombre le hace conocer sus posibilidades y limitaciones. Es en el inadecuado tratamiento de estas últimas donde aparece la angustia. En efecto, la frustración al no poder explicarnos ni superar las impotencias a que particularmente cada uno estamos sujetos, nos lleva a sentirnos inseguros al punto que se pierde el sentido de la vida y se busca refugiotransformándonos en fugitivos, hacia adentro o hacia fuera, perdiéndose así la autenticidad del individuo.
Y sin conciencia de si mismo (¿quién soy? ¿cuál es el proyecto fundamental de mi vida? ¿cuáles son los compromisos-valores que mantienen en pie ese proyecto? ¿soy consecuente con esos compromisos y conmigo mismo?), la relación con los demás resulta vacía, superficial, ficticia, sin contenido. Si en cambionos percatamos de que podemos superar nuestras limitaciones, y más aún progresar por medio de la cooperación con los demás, nuestra vida aparecerá plena de sentido.
Esta relación no debe ser absorbente; debe contener una diferenciación individual (cada uno sigue siendo un yo particular) y una integración (los aportes diferenciados se armonizan y dan a luz un frente común). Debo respetar el yo delos demás, así como espero que ellos me reciban respetando el mío. Es un juego en el que todos practican un movimiento de apertura-acogida (entrego mi yo – recibo el yo de los demás).
Si se produce la absorción de uno de los relacionados, éste anula su individualidad y se vuelve dependiente. Esta persona inmadura, instrumentalizada por el otro, hace de la relación una fuga de sí mismo. Igualmenteinmadura es la actitud del otro “absorbente”, pues éste impone su “yo” perdiendo la capacidad de integrarse con las riquezas interiores del dominado, es decir, se autolimita. Peor aún es la relación en que ambos se identifican pues llegan a ser mutuamente dependientes, cediendo ambos su identidad, “fugándose” cada uno en el otro, viviendo en definitiva una relación falsa.
En cambio, si elencuentro se produce entre dos interioridades diferenciadas se da origen a un tercer elemento: la intimidad, una mutua apertura-acogida auténtica que deviene en un clima de confianza y cariño que nos aleja de la solitariedad, pues el enriquecimiento mutuo experimentado nos hace sentir gratamente unidos (nacen la solidaridad y el amor) sin dejar de ser dos (ganamos la madurez).
Cada persona esesencialmente “mismidad” (interioridad) y relación, es decir, de la relación depende el ser; cada persona se “realiza” tanto al recibir de otro todo cuanto aquélla es, como al darle todo cuanto ella es. El hombre encuentra su plenitud en la entrega sincera de sí mismo a los demás y se engrandece y capacita a través del trato con los demás, en la reciprocidad de servicios y en el diálogo.
¿Qué motivos...