Tan Bionica
Por eso ambos trabajos están linkeados. Lo reciente, con arreglos de cuerdas, atmósfera sinfónica y no tanta postura bohemia de untrabajo que conserva el ADN bolichero en algunos aspectos (“Vámonos”), pero con un piso de melodías de lo Clásico que son curiosamente la base de esta idea conceptual de la banda del momento. En tanto,Chano tampoco suena tan autodestructivo o fisurado, está más bien falsamente esperanzado –dice “mañana es otro día” en “Momentos de mi vida”- y no parte tanto la voz como un nenito caprichoso yberrinchero. No es que fuese un brusco cambio en esa melancólica estampa porque fue la ambigüedad sentimental, el motor de la proliferación de quienes se identificaron con las canciones biónicas. Pero síparece más limpio y más preciso hacia quién dedica cada párrafo. Por lo menos con birome en mano. No hay referencia a los excesos y todo se centra mucho en los desamores.Tan Biónica juega mucho con unaespecie de midis medievales, en lo sonoro, y por momentos no se respira un aire –en lo musical- demasiado depre sino más bien power que lo que se daba en otras sinfonías teens. Para ese objetivo estánlos tres o cuatro ganchos del arranque: “Ciudad mágica”, “La melodía de Dios”, “Mis noches de enero”… Verso abajo, puente en punto de ebullición y estribo al palo para el pogo popero. De todas formas,las letras de esta “Destinología” son tan catastróficas como naif al mismo tiempo. Se da esa contradicción propia del descontento juvenil. Nunca mejor representado por ellos.
La incursión...
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