Teoria De Las Ventanas Rotas (Completa)

La teoría de Ventanas Rotas:

James Q. Wilson y George L. Kelling

A mediados de la década de 1970, el estado de Nueva Jersey anunció un “Programa de barrios seguros y limpios”, concebido para mejorar la calidad de la vida en la comunidad en 28 ciudades. Como parte de ese programa, el estado proporcionó fondos para ayudar a las ciudades a sacar a los agentes de policía de sus cochespatrulleros y asignarlos al servicio de a pie. El gobernador y otros funcionarios del estado se mostraron entusiastas acerca de utilizar la patrulla de a pie como forma de reducir la criminalidad, pero muchos jefes de policía expresaron dudas al respecto. La patrulla de a pie, en su opinión, había quedado bastante desacreditada. Reducía la movilidad de la policía, que de esta forma tenía dificultad enresponder a las llamadas de los ciudadanos en demanda de servicio y debilitaba el control del cuartel general sobre los agentes patrulleros.
A muchos agentes de policía también les disgustaba la patrulla de a pie, pero por diferentes razones: era trabajo duro, les mantenía a la intemperie en noches frías y de lluvia y reducía sus posibilidades de efectuar una detención. En algunos departamentos, laasignación de agentes a patrullas de a pie se había utilizado como forma de castigo. Y los expertos académicos sobre la labor policial dudaban que la patrulla de a pie surtiera efecto en la tasa de criminalidad; la patrulla de a pie era, en opinión de la mayoría, poco más que algo para aquietar la opinión pública. Pero, puesto que el estado pagaba, las autoridades locales estaban dispuestas aseguir la corriente.
Cinco años después de que se iniciara el programa, la Fundación de Policía en Washington, D.C., publicó una evaluación del proyecto de patrulla de a pie. Tomando como base su análisis de un experimento cuidadosamente controlado realizado principalmente en Newark, la fundación llegó a la conclusión, sin que nadie se viera sorprendido, de que la patrulla de a pie no había reducidolas tasas de criminalidad. Pero los residentes de los barrios patrullado por agentes de a pie parecían tomar menos medidas para protegerse del delito (permanecer en el hogar con las puertas bajo llave, por ejemplo). Además, los ciudadanos en las zonas patrulladas por agentes de a pie tenían una opinión más favorable de la policía que los que vivían en otros lugares. Y los agentes que prestabanservicio a pie tenían una moral más elevada, mayor satisfacción en el trabajo y una actitud más favorable hacia los ciudadanos en sus barrios que los agentes que prestaban servicio en automóviles patrulleros.
Estos resultados pueden tomarse como prueba de que los escépticos tenían razón: la patrulla a pie no surte efecto en la criminalidad; simplemente hace creer a los ciudadanos que tienen mayorseguridad. Pero en nuestra opinión, y en la opinión de los autores del estudio de la Fundación de Policía (uno de los cuales fue Kelling), los ciudadanos de Newark no se dejaron engañar en absoluto. Sabían lo que estaban haciendo los agentes de la patrulla a pie, conocían que era diferente de lo que hacían los agentes motorizados y conocían que el tener agentes a pie en sus barrios daba en realidadmás seguridad a su vecindad.
¿Pero cómo puede ser un barrio más “seguro” cuando la tasa de criminalidad no se ha visto reducida y, en realidad, puede haber aumentado? Para hallar la respuesta es necesario comprender primero qué es lo que atemoriza a la gente más a menudo en los lugares públicos. Muchos ciudadanos, naturalmente, están principalmente atemorizados por la delincuencia, especialmente ladelincuencia ocasionada por un ataque repentino y violento por parte de una persona desconocida. El riesgo es muy real, tanto en Newark como en muchas ciudades grandes. Pero tendemos a ignorar u olvidar otra fuente de miedo: el miedo a ser molestado por personas desordenadas. No personas violentas ni necesariamente delincuentes sino personas de mala reputación o de reputación dudosa o...