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Después de un breve instante decidí recorrer las calles cercanas para ver si encontraba a mi mama o a alguien que me llevara a mi casa. Después de deambular un rato, me sete mirando a mi alrededor, triste y sin esperanzas.
De repente, detrás de mí, oí una voz que decía:
“Ven a ver”
Esas palabras, las había escuchado ya, al voltear me di cuenta que a tras de mi estaba nuevamente el visor deescenas sicalípticas. Emocionado, me levante y corrí hacia el hombre que llamaba a las personas.
El hombre intrigado me miro:
“Una piastra para ver” dijo extendiéndome la mano.
Al fin y al cabo pague, pero decidí esperar hasta el final y antes de que aquel hombre se fuera, corrí hacia él y tire de su camisa; él volteo confundido y me dijo amablemente:
“La función termino, no habrá otra hastamañana”
“Lo sé, pero es que estoy perdido y no sé como regresar a mi casa” dije mientras miraba los dedos de mis pies.
“Y como podría ayudarte, si no se dónde vives” me contesto mientras terminaba de recoger sus cosas.
“Esta mañana usted instalo su visor cerca de mi casa, y… quería saber si podría ir conmigo nuevamente para volver con mi mama”
“No lo sé, la verdad es que hoy fui a muchos lugares yvi a muchos niños como tú, lo siento”
El hombre levanto sus cosas y comenzó a caminar, desesperado corrí hacia él y cuando estaba cerca le grite:
“Espere señor”
El hombre volteo ya un poco fastidiado.
“Ahora que pasa”
“Podría quedarme con usted esta noche, no conozco a nadie aquí y no tengo donde dormir” le dije mientras lo miraba.
Después de un momento, aquel hombre acepto la propuesta quele había hecho, le ayudaría a instalarse en cada parada que hiciera hasta llegar mi casa si me dejaba quedarme con él esa noche.
“Camina” me dijo con una leve sonrisa “No estamos lejos”.
Caminamos varios minutos hasta estar frente a una casa de grandes ventanas iluminadas por las velas que se encontraban en el interior.
Al entrar, el olor que manaba de la cocina me invadió y mi estomagocomenzó a protestar. El hombre al verme me llevo a un cuarto que al parecer era la cocina.
“Toma asiento, en un segundo vendrá mi esposa”.
Tome la silla que estaba frente a mí y me senté. Después de un rato, una mujer se acerco a mí con un plato que contenía un guisado que no reconocía.
“Cómelo, te va a gustar, veo que tienes mucha hambre” me dijo sonriendo.
Después de haber cenado, la mujer me llevoa un cuarto donde había una pequeña cama.
“Aquí dormirás, mañana vendrán a despertarte” me dijo mientras yo solo asentía con la cabeza.
Al día siguiente fueron a despertarme. Sobre la mesa de la cocina había un plato con frijoles. Al terminar el hombre ya me esperaba afuera de la casa. Mientras caminábamos a nuestra primera parada, pensaba en mi mama y en lo que me esperaría en mi casa. Cercade una de las paradas que hicimos, vi una gran multitud de niños, no podía ver lo que pasaba así que me subí a unas rocas y tal fue mi sorpresa al ver que era el prestidigitador.
Termine con lo que el hombre me había puesto a hacer y lleno de valentía y coraje corrí hacia el prestidigitador:
“Quiero que me devuelvas mi olla” le grite.
Él volteo desconcertado y al verme reconoció.
“¡Te loadvertí!” me dijo lleno de ira.
“devuélveme la olla”
“Yo no tengo tu olla, un niño se la llevo”
Quedé paralizado al oír aquellas palabras, no sabía qué hacer. A lo lejos oí una voz que me gritaba, era el hombre del visor, ya había terminado con su presentación y necesitaba mi ayuda.
Durante el camino a nuestra siguiente parada, pensaba en lo que el prestidigitador me había dicho. Él no se habíarobado la olla. Pasamos cerca de un hospital; dentro se encontraba un hombre con la cabeza vendada. Nos detuvimos frente a esa casa por un momento, y aunque al principio no recocí a aquel hombre, después de un momento vi que era el vendedor de frijoles.
“No lo mate, no lo mate” me dije con alegría.
Estaba un poco desconcertado con lo que el prestidigitador me había dicho, pero el saber que no...