Trstes Querillas En La Vieja Quinta

Páginas: 6 (1486 palabras) Publicado: 26 de noviembre de 2012
Cuando Memo García se mudó la quinta era nueva, sus muros estaban impecablemente pintados de rosa, las enredaderas eran apenas pequeñas matas que buscaban ávidamente el espacio y las palmeras de la entrada sobrepasaban con las justas la talla de un hombre corpulento. Años más tarde el césped se amarillo, las palmeras, al crecer dominaron la avenida con su penacho de hojas polvorientas y manadasde gatos salvajes hicieron su madriguera entre la madreselva, las campanillas y la lluvia de oro. Memo, entonces había ya perdido su abundante cabello oscuro, parte de sus dientes, su andar se hizo más lento y moroso, sus hábitos de solterón más reiterativos y prácticamente rituales. Las paredes edificio se descascararon y las rejas de madera de las casas exteriores se pudrieron y despintaron. Laquinta envejeció junto con memo, presenció nacimientos, bodas y entierros y entró en una época de decadencia que, que por ellos mismo, la había impregnado de de cierta majestad.
Todo el Balneario había además cambiado. De lugar de reposo y baños de mar, se había convertido en una ciudad moderna, cruzada por anchas avenidas de asfalto. Las viejas mansiones republicanas de las avenidas Pardo,Benavides, Grau, Ricardo Palma, Leuro y de los malecones habían sido implacablemente demolidas para construir en los solares edificios de departamentos de diez y quince pisos, con balcones de vidrio y garajes subterráneos. Memo recordaba con nostalgia sus paseos de antaño por cales arboladas de casas bajas, calles perfumadas, tranquilas y silenciosas, por donde rara vez cruzaba un automóvil y donde losniños podían jugar todavía el fútbol. El balneario no era ya otra cosa que una prolongación de Lima, con todo su tráfico, su bullicio y su aparato comercial y burocrático. Quienes amaban el sosiego y las flores se mudaron a otros distritos y abandonaron Miraflores a una nueva Clase media laboriosa y sin gusto, prolífica y ostentosa que ignoraba los hábitos antiguos de cortesanía y de paz y quefundo una urbe vocinglera y sin alma, de la cual se sentían ridículamente orgullosos.
Memo ocupó desde el comienzo y para siempre un transversal de dos pisos, donde se alojaba la gente más modesta. Ocupaba en la planta alta una pieza con cocina y baño, extremadamente apacible, pues limitaba por un lado por el jardín de una mansión vecina y por el otro con un departamento similar al suyo, peroutilizado como depósito por un vecino invisible. De este modo llevaba allí especialmente desde que se jubiló, una vida que se podría calificar de paradisíaca. Sin parientes y sin amigos, ocupaba sus largos días en menudas tareas como coleccionar estampillas, escuchar óperas en una vieja vitrola, leer libros de viajes, evocar escenas de su infancia, lavar su ropa blanca, dormir la siesta y hacer largospaseos, no por la parte nueva de la ciudad, que lo aterraba, sino por calles como Alcanfores, La paz, que aún conservaban sino la vieja prestancia señorial algo de placidez provinciana.
Su vida, en una palabra, estaba definitivamente trazada. No esperaba de ella ninguna sorpresa. Sabía que dentro de diez o veinte años tendría que morirse y solo además, como había vivido solo desde que desapareciósu madre. Y gozaba de esos años póstumos con la conciencia tranquila: había ganado honestamente su vida –
Sellando documentos durante un cuarto de siglo en el ministerio de hacienda –, Había evitado todos los problemas relativos al amor, el matrimonio, la paternidad, no conocía el odio ni la envidia ni la ambición, ni la indigencia y, como a menudo pensaba, su verdadera sabiduría habíaconsistido en haber conducido su existencia por los senderos de la modestia, la moderación y la mediocridad.
Pero como es sabido nada en esta vida esta ganado y adquirido. En el recodo más dulce e inocente de nuestro camino puede haber un áspid escondido. Y para Memo García los proyectos edénicos que se había forjado para su vejez se vieron alterados por la aparición de Doña Francisca Morales.
Primero...
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