UN NIÑO CON ARRUGAS EN EL ALMA
Páginas: 2 (350 palabras)
Publicado: 18 de junio de 2014
UN NIÑO CON ARRUGAS EN EL ALMA
Por: CARLOS CORREA FUENTES
El cielo estaba vestido de oscuro gris, era una mañana de invierno. De esas tantas vividas en el lecho fluviolacustre del asentamientourbano “La Esmeralda”. Allí en la Venecia del sinù en el suelo enchumbado de la geografía en comento, irrumpió una creciente de monte que alimento la tragedia de la ola invernal 2010 – 2011, comoresultado y efecto funesto del fenómeno climático “La Niña”.
Una lámina liquida pintada de verde, gris y marrón claro, cubrió el espacio de convivencia de algo más de 1.500 humanos. Niñas, Niños,Ancianos, mujeres y hombres, no tenían tierra firme donde posarse; reasumían por fuerza mayor su condición anfibia ancestral, pasaban del agua a las camas entrojadas y de estas huían en sus pensamientos; puesla desolación, el desasosiego y la desesperanza se apoderaban de su psiquis y de sus cuerpos.
Se mojaron sus pies, sus rodillas y hasta sus tuétanos, también sus enceres, sus ilusiones y el piso desu entorno. Y las arrugas nacidas en sus dermis por la humedad, se catalizaron hasta sus almas.
Allí estaba el niño, un niño como tantos que no cuantificaban la tragedia; pero si en su concienciaestaba claro, que la humedad en sus pies además de arrugarles la piel también les arrugaba el alma.
Jesús David es el niño, el que allí en la silla de terciopelo que le toco defender de sus hermanosmaternos la cual le sirvió de albergue vertical para posarse de glúteos con el dorso encorvado. Su mirada era corta pero infinita, observando lo que para él era inentendible pero tácitamente vivido einaceptable. Llego la noche y el tono lúgubre no se hizo esperar para armonizar el concierto dedicado al cuadro de la tragedia, la pobreza y la miseria, desafortunadamente compartido con un númeroindeterminado de compatriotas. Pasaron los días seguido de las noches y allí paciente e invapido, el niño indefinidamente esperaba que unos días de verano le desarrugaran el alma y le devolviera su...
Por: CARLOS CORREA FUENTES
El cielo estaba vestido de oscuro gris, era una mañana de invierno. De esas tantas vividas en el lecho fluviolacustre del asentamientourbano “La Esmeralda”. Allí en la Venecia del sinù en el suelo enchumbado de la geografía en comento, irrumpió una creciente de monte que alimento la tragedia de la ola invernal 2010 – 2011, comoresultado y efecto funesto del fenómeno climático “La Niña”.
Una lámina liquida pintada de verde, gris y marrón claro, cubrió el espacio de convivencia de algo más de 1.500 humanos. Niñas, Niños,Ancianos, mujeres y hombres, no tenían tierra firme donde posarse; reasumían por fuerza mayor su condición anfibia ancestral, pasaban del agua a las camas entrojadas y de estas huían en sus pensamientos; puesla desolación, el desasosiego y la desesperanza se apoderaban de su psiquis y de sus cuerpos.
Se mojaron sus pies, sus rodillas y hasta sus tuétanos, también sus enceres, sus ilusiones y el piso desu entorno. Y las arrugas nacidas en sus dermis por la humedad, se catalizaron hasta sus almas.
Allí estaba el niño, un niño como tantos que no cuantificaban la tragedia; pero si en su concienciaestaba claro, que la humedad en sus pies además de arrugarles la piel también les arrugaba el alma.
Jesús David es el niño, el que allí en la silla de terciopelo que le toco defender de sus hermanosmaternos la cual le sirvió de albergue vertical para posarse de glúteos con el dorso encorvado. Su mirada era corta pero infinita, observando lo que para él era inentendible pero tácitamente vivido einaceptable. Llego la noche y el tono lúgubre no se hizo esperar para armonizar el concierto dedicado al cuadro de la tragedia, la pobreza y la miseria, desafortunadamente compartido con un númeroindeterminado de compatriotas. Pasaron los días seguido de las noches y allí paciente e invapido, el niño indefinidamente esperaba que unos días de verano le desarrugaran el alma y le devolviera su...
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