Una Bala Loca
Entre 1917 y 1925 se centra el apogeo de las narraciones semanales en nuestro país (en publicaciones como La Novela Semanal o La Novela del día). Un fenómeno que circuló con varios cientos demiles de ejemplares, y que evidentemente respondían al reclamo de un gran público, cuyo gusto evidentemente contribuyó en moldear. “Son responsables, con otras publicaciones, de la densidad delcampo, aunque ocupen una zona particularmente ciega a los cambios estéticos o ideológicos producidos en los años veinte. Una de las revistas de la vanguardia las llamó literatura de barrio, de pizzería yde milonguitas”. Este juicio de la revista Martín Fierro, confiesa Sarlo, despertó su curiosidad y la incentivó al estudio que originó este libro.
Se trataba de abordar esta literatura popular “sinsuficiencia elitista ni sumergiéndola en una exaltación acrítica que llega a legitimar su existencia por el círculo epistemológico del populismo cultural: si la gente las leía, habría de demostrar quetenían algo bueno”. Y continúa: “Hay que reconocerlo desde el principio: según nuestros gustos literarios (quiero decir, los de un crítico de literatura o los del público ‘culto’ de este último tramodel siglo XX), las narraciones semanales son candorosamente insuficientes. Hecha esta comprobación, es posible que una parte significativa de la cultura consumida por sectores medios y popularesurbanos parezca exclusivamente destinada al análisis sociológico. El infierno de la mala literatura: expulsada del universo estético, paga allí eternamente sus culpas”. Sin embargo, declara Sarlo, aparte deesa lectura histórica-social, también quiso tratar a estos folletines como literatura propiamente dicha. “Desde esta perspectiva escribí los capítulos sobre el sistema de los textos, los códigos...
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