Urbanidad
Un ochenta por ciento de conciudadanos, aproximadamente, no se digna pedir perdón cuando invade la zona por donde deambulas y te da unempujón del carajo ni aun cuando seas tú el que dice «perdone», una reacción automática de urbanidad que se mama en casa (ya que no en la escuela) o ya nose adquiere jamás.
La urbanidad podría ser un antídoto contra la crispación y la intranquilidad. Valdría incluso para los políticos. Como el civismo, comoel comportamiento de buen ciudadano, todo lo contrario de quienes hacen gala, permanentemente, de mezquindad, vileza y grosería. Si ser cortés y caballerosoes una antigualla, es preciso un esfuerzo de los diseñadores del futuro para recuperar (como se hace con la moda) esos valores para la pasarela de unasociedad que ha perdido el norte, el sur, el este y el oeste, o sea, que está desorientada.
Se supone que somos más cultos que nunca, pero no es creíblemientras reprobemos o perdamos en urbanidad y civismo, dos asignaturas que hay que implantar de nuevo. Pero ya y comenzando por la familia y las aulas. Por favor.
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