Ut Leica Poesis, Así La Fotografía Como La Pintura

Ut leica poesis; así la fotografía como la pintura.
En agosto de 2004 el mundo del arte perdió a uno de los últimos padres de la fotografía moderna. Henri Cartier-Bresson (1908-2004) dejaba tras de sí un legado visual irrepetible, un modelo ético-estético para acercarse al hecho fotográfico, la autoría de la inclusión de la fotografía en el Olimpo de las “ARTES” con mayúscula, y el título demáximo valedor de la mítica marca alemana de cámaras fotográficas leica –Bresson es a la leica lo que ésta a una parte importante de la historia de la fotografía-. Sin duda el mundo en general tuvo que decir adiós a uno de esos demiurgos de paso firme y mente preclara, de gesto privilegiado capaz de interpretar la realidad, de traducirla y servirla codificada a los ojos del profano con un solo clic.La Sala de Arte CajaCanarias en Las Palmas de Gran Canaria, c/ Franchy Roca, esquina Paseo Secretario Artiles, ofrece desde el pasado día 29 de marzo y hasta el próximo 29 de abril la posibilidad de brindar con la historia, de formar parte de ella reconstruyéndola a través de una pequeña pero valiosísima muestra de la obra de este genial fotógrafo francés.
Tête à tête. Retratos cara acara, aglutina un total de 40 presencias que esperan en silencio, expectantes, la llegada de espectadores que revisen y reconstruyan las historias simplificadas por Henri Cartier-Bresson; el artista que sintetizó el mundo con su cámara, exhibiendo una prodigiosa habilidad para fundir y acrisolar en una sola imagen la esencia de un acontecimiento histórico o la personalidad desnuda de susvíctimas-modelos. Todo en un instante. Una fracción de tiempo casi fugaz robada con maestría y en la que quedaba registrada la esencia de la acción. Es el caso de imágenes significativas como Córdoba, donde se evidencia el enorme contraste entre la España de los años treinta y la Europa de Bresson; Eunuco de la última dinastía imperial China, sostenida en la extrañeza fascinante de una sonrisa extemporáneaque evidencia la inminente llegada de la Revolución Roja. Fotografías que revelan en esa sonrisa entre los duques de Windsor, un segmento de tiempo ínfimo que sirvió para renunciar al trono de un Imperio.
Bresson fue ante todo un virtuoso de la síntesis fotográfica. “La fotografía es una sucesión de maravillosas coincidencias que hay que saber atrapar" decía el artista cuyo corazón ymente funcionan como un dispositivo de precisión. Su ojo quirúrgico y su composición analítica -fruto de su pasión y conocimientos por el dibujo y la pintura-, su imaginario matemático, su paciencia infinita y su inseparable leica, son todo un compendio artístico, un mecanismo perfecto que transmuta en arte cada una de sus prospecciones fotográficas. Indagaciones que se sostienen sobre un sistema quetraslada al borde de la teoría y que convierte prácticamente en un manifiesto artístico. Y es que en el fotógrafo galo hay un teórico en bruto: “La composición debe ser una de nuestras preocupaciones constantes, pero en el momento de fotografiar no puede ser sino intuitiva, porque ahí estamos frente a instantes fugitivos, y las relaciones cambian constantemente”.
El alquimista de la imagense mueve ágil entre las palabras, entre expresiones que atesoran la esencia de su método, definido como “el instante decisivo”. Una maniera artística, la manera Cartier-Bresson de acercarse al hecho fotográfico; de obtener en una toma el punto culminante de una acción. Una actitud que se volvió maravillosa rutina y que la práctica convirtió en riguroso dogma de fe.
Henri Cartier-Bresson sedesliza sigilosamente por el mundo y espera. Compone meticulosamente sus escenografías y espera pacientemente la cercanía de ese instante concluyente en el que los actores de sus sinfonías visuales se desvisten, se liberan de las ataduras que encorsetan sus almas. Entonces está listo para entretejer una delgada línea dorada con la que ata las sombras que los demás sólo podremos completar a...