vampirismo

VAMPIRISMO


De nuevo se dio cuenta la pobre Aurelia de la situación tan lamentable en que se hallaba su madre, y no comprendió que le hubiera sido posible, después de aquel horroroso acontecimiento, permanecer un instante mas en la residencia.
Finalmente, viose obligada a abandonar el lugar, donde se sentia rodeada de un justificado desprecio, y a dirigirse a una región alejada de alli. Elviaje la condujo al palacio del conde, donde sucedió lo que ya hemos referido.
Aurelia se sintio extremadamente feliz, libre de las tremendas preocupaciones que tenia; pero he aqui que quedo aterrada cuando, al expresar a su madre el favor divino que le concedía este sentimiento de bienaventuranza, la baronesa, hechando fuego por os ojos, grito con voz destemplada:
-¡Tú eres la causa de midesgracia, desventurada criatura!, pero ya veras: toda tu soñada felicidad sera destruida por el espiritu vengador cuando me sobrecoja la muerte. En medio de las colvunciones que me costo tu nacimiento, la astucia de satanas…
Y aquí se detubo Aurelia, se apoyo en el pecho del conde y le suplico que le permitiese callar lo que la baronesa había proferido en su furor demencial. Hallabase destrozada,pues creia firmemente que se cumplirian las amenazas de los malos espíritus que poseían a su madre.
El conde consolo a su esposa lo mejor que pudo, no obstante sentir èl mismo unos escalofrios que le recorrian el cuerpo. Hubo de confesarle a si mismo, cuando estuvo tranquilo, que el profundo aborrecimiento de la baronesa, aunque hubiese fallecido, arrojaba una negra sombra sobre su vida, que lehabía parecido tan clara.
Poco tiempo después se notó un marcado cambio en Aurelia. Como la palidez mortal se su semblante y su mirada extenuada denotaban enfermedad, pareció como si Aurelia ocultase un nuevo secreto en el interior de su ser, que se mostraba inquieto, inseguro y temeroso.
Incluso de su marido, se enserraba en su cuarto y buscaba los lugares mas apartados del parque; y, cuando se laveia, sus ojos llorosos y los consumidos rasgos de su semblante denotaban que sufria una pena profunda.
En vano el conde se esforzaba por conocer los motivos del estado de su esposa. Del enorme desconsuelo en que finalmente se sumió, le saco un famoso medico, al insinuar que la gran irritabilidad de la condesa, a juzgar por los síntomas, posiblemente denotaba un cambio de estado que haría ladicha del matrimonio. Este mismo medico se permitió hacer, al sentarse a la mesa de los condes, toda clase de alucinaciones al supuesto estado en que se hallaba la condesa.
Esta paresia indiferente a todo lo que escuchaba aunque de pronto presto gran atención, cuando el medico comenzó a hablar de los caprichos tan raros que a veces tienen las mujeres encintas, y a los cuales se entregaban sin teneren consideración la salud y la conveniencia del niño.
La condesa abrumo al medico con preguntas, y este no se canso de responder a todas ellas, refiriendo casos asombrosamente curiosos y divertidos de su propia experiencia.
-También -dijo- hay ejemplos de caprichos anormales que llevan a las mujeres a realizar hechos espantosos. Así, la mujer de un herrero sintió tal deseo de la carne de sumarido, que un día en que este llegaba embriagado se abalanzo sobre el con un gran cuchillo y le hirió de manera tan cruel, que pocas horas después entregaba el espíritu.
Apenas hubo pronunciado el medico estas palabras, la condesa se desmayo en la silla donde estaba sentada, y con gran trabajo pudo ser salvada de los ataques de nervios que sufrió a continuación. El medico se percato de que habiasido muy imprudente mencionar en presencia de una mujer tan débil y nerviosa aquel terrible suceso. Sin
embargo, aparecio que aquella crisis habia ejercido un influjo bienhechor en el animo de la condesa pues se tranquiliso; aunque, como de nuevo volviese a enmudecer y combertirce en una estraña criatura solitaria, con un fuego intensota que brotaba de sus ojos, adquiriendo lapalides...