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¿Cómo hacer la biografía del curso? Lo más lógico parece ser buscar los sitios comunes y basarme en las vivencias de cada uno y del grupo. Lo primero, y más evidente, es que la primera experiencia de cualquiera que llegue al Saint George es encontrarlo GIGANTESCO. Una amiga me contó que en su primer día de clases, salió a recreo y no supo volver a la sala. Me acuerdo que lo peor que te podíapasar en la mañana era que sonara la campana cuando ibas pasando por la portería de Panchito (ninguna posibilidad de llegar a la hora a la sala).
Recuerdo a nuestros profesores Jefe: a la miss Estela Rojo en 3° y 4° básico, a la miss Nancy Cubillos en 5° y 6°, a Román en 7° y a la miss Raquel Baier en 8° y a Raimundo Bascuñán de I a IV Medio. Quiero destacar a cuatro profesores que recuerdo conmucho cariño,
a Lucho Campos que fue nuestro profesor de castellano en 3° y 4° básico. Era seco con la tiza. Estaba escribiendo en el pizarrón y de repente, se daba vuelta y le lanzaba una tiza a alguien que estuviera conversando. Siempre acertaba.
A Max Guiñez, que fue nuestro profesor de matemáticas en I Medio. Se nos ocurrió dar vuelta los asientos para saludar a Max al entrar a clases ydespués, al sentarnos quedar de espaldas al pizarrón. Max se dio cuenta al momento de entrar a la clase y antes de pedirnos que nos sentáramos, nos ordenó que diéramos vuelta los asientos
al Peo Lazcano que nos enseñó matemáticas en II y III Medio. En marzo de III Medio, para nuestra primera clase de matemáticas del año, lo recibimos con aplausos. Él estaba radiante de alegría, el problema es que noparábamos de aplaudir y a los 5 minutos no sabía como detenernos. Repetimos el chiste hasta que un día llegó acompañado del dúo dinámico (Harold y Orejas de Plomo). Otra anécdota con Lazcano ocurrió ese mismo año, después de pasar lista, le quitábamos el libro de clases para que no nos anotara; entonces nos anotaba en un papel. Al final de la clase, le devolvíamos el libro pero le hacíamos desaparecerel papel, y se ponía a anotar en el Libro “de memoria”, anotando a la Carola Manzur y al Chico Lira aunque estuvieran ausentes ese día.
El otro profe es el Cachafaz de inglés en II Medio; que llegaba a clases, le pedía a Cristián Barros que le trajera un vaso de leche desde el casino (la sala estaba detrás de éste) para la úlcera, llamaba a todos los hombres para adelante, echaba a las mujerespara el fondo de la sala, y comenzaban los chistes subidos de tono.

De las anécdotas de curso, quiero destacar una vez que estábamos como en 6° básico y sólo los hombres teníamos una prueba deportiva, ¡el cerro! Vanessa no pudo soportar esa discriminación e hizo una apuesta con nosotros: ellas eran capaces de hacer el circuito del cerro en menos tiempo que nosotros. Pese a que estaba prohibidosubir al cerro, excepto durante dicha prueba, nos arrancamos en un recreo y competimos. Obviamente ganamos los hombres, pero el resultado de la apuesta fue que todos los que participamos tuvimos un día de suspensión.
Edith me contó de una Semana Georgeana, en la que nuestro equipo llegó a la final en fútbol de mujeres. Faltaban pocos minutos para el final del partido y el árbitro decretó un penal anuestro favor. A ella le tocó el honor de chutearlo y no le achuntó al arco. ¡Todavía le da rabia!, y hasta el día de hoy solidariza con Caszeli.
Todavía en básica, un hito del año era trabajar colocando calcomanías de la radio El Conquistador, en los autos, contratados por Piero. Ibamos al estacionamiento del Jumbo Kenedy (mucho antes que existiera el Alto las Condes) y como las calcomanías seinstalaban por dentro, teníamos que convencer a los dueños de los autos que nos dejaran pegarlas. Estaba prohibido entregarlas así no más. ¡Era bien difícil!
En I Medio el curso se revolucionó. Nuestra sala de clases estaba en el úuuuultimo extremo del colegio (al final de los laboratorios) y ese aislacionismo nos unió más. Cómo olvidar el maletín de Paul, con lápices, naipes, sándwiches y...