Venganza
Y yo no sé si no resultará igualmenteinnecesario decir que aunque hoy es afecto –o comportamiento, cuando deja de ser sólo un deseo para consumarse de hecho– mal visto, no siempre ha sido así. A mí me disgustan sobremanera esas expresiones hechas que acaban por convertirse en tópico y muletilla: como eso de «políticamente correcto» –o «incorrecto», naturalmente–. Mas hagamos, por una vez, concesión a la moda, y digámoslo así: hablar enfavor de la venganza, o tratar de hallarle, siquiera, alguna disculpa y justificación, es, hoy, políticamente incorrecto; lo correcto es lo que dice Leopoldo W. Zeissig:
«Una virtud digna de todo elogio, es saber perdonar las injurias, cuya virtud sólo se encuentra en los grandes corazones […] si la injuria que se nos hace es grave, debemos acudir a los tribunales y si es leve, debemosdespreciarla» [Elementos de moral y urbanidad, II, VIII, Guatemala 1932]:
vengándonos, prosigue este autor, no haríamos sino cometer igual delito que aquél por el que nos vengamos. Naturalmente, cabría preguntarle y preguntarnos si acudir a los tribunales no es él mismo, de algún modo, y por más que legal, un acto de venganza; o cómo de leve ha de ser una injuria para perdonarla (y esto sin entrar enotras consideraciones, como las dificultades inherentes a la idea misma de perdón). Pero ocasión habrá de volver sobre ello. Por ahora me interesa únicamente señalar la forma como los «grandes corazones» –y es patente que todo el mundo se considera poseedor de un «gran corazón»– ven el asunto. Y hay que tener mucho cuidado con esto, porque, en otro orden de cosas, como es sabido, un gran corazón esun corazón que no funciona muy bien, o que, al menos, se halla expuesto a graves riesgos.
Pero si hoy –como decimos– es la venganza considerada disposición malévola y condenable –o eso se dice siquiera sea de cara a la galería–, no siempre lo ha sido.
No lo era para los antiguos hebreos, que la elevaron al rango de ley:
«Al que lesione a un conciudadano, se le hará lo que él ha hecho:fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. La lesión que causó a otro se le causará a él» [Levítico, 24: 19-20].
¿Se dirá, acaso, que la ley del Talión así entendida, es decir, entendida en sentido estricto, no supone una legitimación de la venganza privada, sino un ejercicio de justicia pública? ¿Y cuál es la diferencia?, porque supongo que no se creerá que con el «ojo por ojo y...
Regístrate para leer el documento completo.