Viaje sin retorno (la historia de los pillos)

La historia de Los Pillos: Viaje sin retorno / En busca de los pillos perdidos

Con su fundador desaparecido en una avioneta que se cayó en el Amazonas, un disco debut genial pero inconseguible –nunca se reeditó en cd-, un segundo que no llegó a publicarse y la mayoría de los integrantes retirados de la música, Los Pillos tienen todo para convertirse en la banda maldita de la escena punk/darkde los 80. Coherentes con una trayectoria marcada por la mala suerte y una asombrosa capacidad para, consciente o inconscientemente, boicotear cualquier posibilidad de éxito, Los Pillos parecen condenados al olvido sin poder gozar ni siquiera con el status de banda de culto.
Demasiado elaborados para los punks y con una imagen de chicos comunes que estaba en las antípodas del look dark desobretodo y ojos con rimel de moda en el Parakultural, la banda fundada por Pablo Esau se encargó siempre de estar en el momento y el lugar equivocados.
Quizás el mayor “pecado” que hayan cometido Los Pillos haya sido esa habilidad para reunir en su música influencias esperables –como el sonido de grupos claves del post-punk como Wire o Virgin Prunes, una voz marcada a fuego por Morrisey y susgorgojeos líricos y cierto espíritu trágico que recorre la escena under de los ’80- con otras características menos obvias –como la reivindicación pública de Spinetta o Color Humano lo que significaba ir a contramano de la idea generalizada en la escena de que había que romper con la tradición del rock nacional, y una letras que estaban tan lejos del punk con mensaje de Sentimiento Incontrolable oCadáveres de Niños como de la imaginería siniestra de El Corte o La Forma. Esta combinación derivó en una fórmula difícil de catalogar no solo para la crítica –que llegó hablar de categorías como “post-punk rural” o “folklore dark”- sino también para una vasta porción del público que, después de años de aislamiento impuesto por la dictadura militar, buscaba una rápida identificación entre los gruposlocales y lo que estaba pasando afuera.
El germen de Los Pillos hay que buscarlo en la segunda camada de punks porteños. Chicos en su mayoría de la zona norte del Gran Buenos Aires –Olivos, Martínez, Acassuso, Vicente López- que se conocieron en colegios del Estado en una época en que la educación pública todavía era el mejor lugar para cruzarse con gente diferente. La guerra de Malvinas los agarróterminando el secundario y poco después debutaban en la escena como público de Los Violadores o Alerta Roja en el Bar Einstein (Córdoba y Pueyrredón) o el Teatro del Plata (sobre la calle Cerrito, a una cuadra del Obelisco), poco después de Malvinas.
Con algunas leves diferencias, las historias se repiten. Gracias a un pariente que viajaba al extranjero o un compañero más grande de la escuelatuvieron acceso a los pocos discos -en realidad, casetes que eran copias de copias de copias, sin ningún tipo de crédito o información- de punk, after-punk y new wave importados que llegaban desde Estados Unidos o Inglaterra.
En el caso puntual de Los Pillos el punto de partida para el grupo fue un recital del Día de la Primavera que se hizo en septiembre de 1982 en el Colegio Nacional de Martínez.Ese día debutó en vivo Los Marginados, la banda que habían creado los compañeros de escuela Martín Aloé (bajo) y Hernán Bazzano (guitarra) junto con Fernando Ricciardi, un amigo del barrio de Hernán que estaba aprendiendo a tocar la batería y unos años después se convertiría en una de las piezas clave de Los Fabulosos Cadillacs.
“Con Los Marginados nunca fuimos punks cerrados. Nos gustaba muchoPappo’s Blues, Vox Dei, Color Humano y después a eso le sumamos King Crimson. Creo que haber escuchado a Televisión de movida nos marcó, porque descubrimos de entrada que el punk no era solo Los Pistols o los Ramones”, explica Aloé.
Salvando las distancias, el recital de Los Marginados resultó algo parecido a lo que significó la presentación de Los Violadores en la Universidad de Belgrano en...