Vida De San Felipe Neri

Vida de San Felipe Neri
J. O.29



Introducción[1]


Casi como en un oasis de hermosa pureza, el día 2 de julio de 1515, nacía en las orillas del río Arno Felipe Neri, una de las glorias más grandes de toda la Iglesia.

Hijo de Francisco y de Lucrecia Da Mosciano, era un niño de cuerpo bien formado, rosado y rubio, con dos ojos azules que penetraban todo lo que miraban.

Bautizado enla fuente de San Giovanni, recibió también el nombre de Rómulo, como casi un segundo fundador de Roma, pero esta vez de la Roma Cristiana..


La infancia


Las dotes naturales se manifestaron rápidamente, tanto en su obediencia a sus padres, como en la afabilidad notoria frente a todos; entre las virtudes que también despuntaban en la vida del pequeño Felipe, se encontraban también aquellade la estudiosidad. Sucede que no habían casi virtudes que el pequeño no poseyera y trabajara: el esplendor de la grazia se transparentaba en una modestia celestial, un ardiente amor a Dios y una conciencia delicada y suave, pronta a discernir el bien del mal; era en todo pasional, en el buen sentido del término, es decir, lo que hacía lo hacía con pasión y ponía todas sus ganas hasta el fondo delas cosas.

Así, simplemente para reprimir su temperamento vivaz, su madre le dijo:

- ¡Siéntate aquí y no te muevas más!
El jovencito por su parte, permaneció inmóvil en su sillita, esperanto la orden par poder ir a jugar nuevamente con sus hermanitas. El tiempo transcurría y la madre, ocupada en los quehaceres de las mamás, se olvidó de la pequeña penitencia, hasta que pasando por allí,vio nuevamente a su hijo que, sin decir una palabra, permanecía en la misma posición en la cual ella lo había dejado.

- Ahora sí, ve a jugar si quieres, le dijo la madre.
El niño, dando un salto de alegría y volvió a sus juegos preferidos.

Así, poco a poco, sus padres supieron educar el temperamento de aquél que sería el gran apóstol de Roma.


La bondad natural de Felipe


En lahermosa y eterna Florencia, cuna del arte italiano y ciudad obligada para el que gusta de la belleza; allí desde donde el italiano se había impuesto como lengua en toda Italia luego de la publicación de la Divina Comedia del Dante, crecía Felipe Neri. De carácter alegre, festivo, era un joven que se hacía querer por todos, haciéndose naturalmente el centro de la atención de sus amigos.

Las madres,que poseen para esto un especie de sexto sentido, veían en Felipe una compañía excelente para sus hijos, al punto que enviaban a sus niños a que jugaran con el fin de que se les “pegara” algo de aquella bondad natural que irradiaba el jovencito.

Entre la cantidad enorme de juegos sanos que cualquier chico podía hacer, había uno que sin duda era el preferido de Felipe: la rayuela; por eso seentenderá que inclusive ya de grande y con su sotana medio rota, siguiera jugando (¡con ochenta años!) por las calles de Roma a este hermoso juego, mezcla de destreza y viveza.

Sin embargo, Felipe sabía conjugar la diversión del cuerpo con aquella del espíritu. No era un niño aburrido; ¡todo lo contrario! Era el joven con el cual todo el mundo quiere estar, pero sabía que el Cielo es nuestra meta yque aquí estamos solamente de paso y tenemos que aprovechar bien, muy bien el tiempo. Es por ello que cuando a veces lo invitaban a jugar sucedía lo siguiente:

Pipo (sobrenombre de Felipe) ¿vienes a jugar con nosotros?
Sí, pero espérenme sólo un segundo que voy a hacer una visita a Jesús Sacramentado en la Iglesia de San Marco y enseguida los alcanzo.

Así, luego de un breve tiempo derezarle al Rey de los Cielos, llegaba hecho una tromba Felipe a ser el primero en los juegos.

¡Eh, ahí viene Felipe! ¡ahora sí que nos divertiremos!
¡A la rayuela, hagamos un desafío! Decía Felipe uniéndose al resto.
¡Buenísimo!, gritaban los chicos.

Evidentemente que por momentos habían bromas a veces pesadas, tanto contra él como contra los más débiles, pero Felipe se las arreglaba lo...