vindicación americana

Vindicación americana

En Guatemala, tuvo que llegar al poder un Presidente de origen quiché, para que aconteciera en América un cambio socio-cultural tan profundo como necesario en nuestro tiempo. Lo primero que hizo el Primer Ministro indio, fue proscribir todo lo que significó el legado español impuesto por la colonización desde hace siglos. “… la conquista fue un largo período de lahistoria que hoy ha llegado a su fin”, comentó en su lengua aborigen cuando empezó a decretar una serie de mandatos que no tenían otra intención más que rescatar totalmente la cosmogonía ancestral propia del continente.
Una de las medidas instauradas que determinó la honda transformación extendida a toda América y que asimilaron fácilmente las frescas y nuevas generaciones, fue la vindicación únicae inalienable del Popol-vuh, libro que tras millares de reediciones sustituyó rotunda e inexorablemente a la Cábala de los hebreos impuesta por los conquistadores. “La Tora pertenece a los judíos, como el Alcorán a los musulmanes y el Veda a los hindúes”, prescribía un postulado de eruditos mesoamericanos que al final influyó tanto en todo el mundo, que los occidentales replantearon, al adoptarlos vientos de reforma americana, la posibilidad de asumir también cada continente su propia cuna de civilización.
Los sabinos, etruscos y áticos en Europa; los jeroglíficos egipcios en África; el mazdeísmo en la antigua medo Persia; el sánscrito en la India… y la conservación milenaria de las tradiciones orientales. Hasta los anglosajones, otrora cuáqueros y puritanos, se regeneraron en Sioux,Atapascos y Cheyennes… El mundo cambió radicalmente.












A.C en Vieques

Frente a la playa de Vieques de aquel Viejo San Juan o la Isla del Encanto, Augusto César reflexionaba no tan benignamente en la imposible materialización del sueño que había tenido en la víspera pasada. Ya los bombardeos ficticios que ahí realizaba la Armada Americana en sus entrenamientos, habíancesado por algunas reacciones de sus adeptos que luchaban inútilmente por librar a la isla o por lo menos a esa costa, de los sórdidos estampidos militares que se presentaban como verdaderos reflejos de invasión en otras tierras.
Aun sabiendo que las imágenes del sueño no son más que proyecciones descargadas del subconsciente, deseos reprimidos en el fondo del alma o recuerdos rezagados de la vida,también incluía la tesis freudiana, que el mundo de los sueños es independiente al de la realidad, pero que mantienen estrechos vínculos de relación. De manera que cifró las esperanzas, no tan pueriles, de encontrar un hallazgo, un mensaje razonable y acertado en la interpretación de la fórmula soñada.
Mientras definía en el horizonte la unión inconmensurable de mar y cielo, repasaba por supesquis las inmensas posibilidades de conseguir el canal adecuado, el mecanismo correcto, el método eficaz para lograr aquello por lo que luchaba. Estaba claro que no se podía retroceder a las ideas desfasadas que habían sido objeto de ensayo en otros países: guerra de guerrillas, sublevaciones, insurrecciones revolucionarias, golpes militares… y todo movimiento popular que instaurara un régimen defacto; que aunque pareciera, acaso el mejor de los medios, se tornaba irremediablemente en un lamentable espejismo.
Otra alternativa no menos desafortunada, se encontraba también en la obstinada convicción de que el actual sistema democrático (que funcionaba como licencia o aval de calamidades en muchos países y aparente prosperidad en otros) podía transformar pacífica y terminantemente lavergonzante realidad de la nación que se batía entre ser libre o ser protectorado, con una Carta Magna que estatuía y abanderaba un “Estado Libre Asociado”, con la moneda, égida y ciudadanía del imperio que nunca le permitió nacer como patria soberana. El dilema de esta situación singular consistía en que, se tenía que elegir definitivamente entre la dignidad y la blanda opresión, la verdadera libertad o...