violencia
Lacostumbre de condenar con severidad ciertos crímenes, acompañada por la costumbre de absolver con facilidad ciertos otros, creó un relativismo moral que fue fatal en el proceso deformación de nuestra ética pública. Aquí muchas gentes a la hora de reaccionar ante el crimen se permiten siempre preguntarse quién lo comete y con qué propósito: porque si el propósito losbeneficia, el crimen les resulta tolerable. Por momentos para defender a la democracia se pensó que se podía negar la democracia, e incluso para atacar el crimen se pensó que se podía recurriral crimen.
Más que un problema legal hay allí un problema moral, y por ello son tan dudosas las cruzadas contra el mal en una sociedad que niega las causas de los males, que se obstinaen no ver la explicación de los crímenes ajenos pero que está siempre lista a ignorar o disimular los crímenes si se comenten en nombre de las más altas causas.
Sin dejar de castigara los delincuentes, es deber de las sociedades civilizadas encontrar las causas de las conductas criminales, y corregirlas si son causas sociales. Porque si no, correremos el riesgo deasumir para siempre que la única solución a los males de la sociedad es la guerra, y nos eternizaremos en ella, y nunca encontraremos el camino de una verdadera reconciliación.
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