a Iglesia siempre ha comprendido la vida en religión como parte sustancial de sí misma y por eso considera la consagración de vida como una de las instituciones que configuran su propio ser eclesial
Por otra parte, la vida de consagración da alas a la libertad del corazón indiviso para vivir tan sólo para Cristo; y abre la capacidad de amar a los hermanos, sobre todos a los más necesitados ypobres, para colmar sus vidas del amor de Dios que nunca nos falta a ninguno de los seres humanos, porque nos creó por amor y por amor nos redimió. Vuestra vida ha de ser por esto mismo un ejemplo de caridad perfecta: de generosa entrega al prójimo para mejor amar a Dios sirviendo a Cristo.
Señor cardenal,
venerados hermanos en el episcopado y en el presbiterato,
queridos hermanos y hermanas:
Paramí es una gran alegría participar en este encuentro con vosotros, superiores y superioras generales, representantes y responsables de la vida consagrada. Os dirijo a todos mi cordial saludo. Con afecto fraterno, saludo en particular al señor cardenal Franc Rodè, y le doy las gracias por haber manifestado vuestros sentimientos, junto a otros representantes vuestros. Saludo al secretario y a loscolaboradores de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, dando las gracias por el servicio que ofrece este dicasterio a la Iglesia en un campo tan importante como es el de la vida consagrada.
Mi pensamiento, se dirige en este momento, con profunda gratitud, a todos los religiosos y religiosas, los consagrados y consagradas, y los miembros de lassociedades de vida apostólica que difunden en la Iglesia y en el mundo la «buena fragancia de Cristo» (Cf. 2 Corintios 2, 15). A vosotros, superiores y superioras mayores, os pido que dirijáis una palabra de especial atención a cuantos están en dificultad, a los ancianos y enfermos, a quienes están pasando momentos de crisis y de soledad, a quien sufre y se siente perdido y, junto a los jóvenes, aquienes también hoy tocan a la puerta de vuestras casas pidiendo poder entregarse a Jesucristo, en la radicalidad del Evangelio.
Deseo que este momento de encuentro y de comunión profunda con el Papa pueda ser para cada uno de vosotros un motivo de aliento y de consuelo en el cumplimiento de un compromiso siempre exigente, que en ocasiones experimenta oposición. El servicio a la autoridad exigeuna presencia constante, capaz de animar y de proponer, de recordar la razón de ser de la vida consagrada, de ayudar a las personas que se os han confiado a corresponder con una fidelidad siempre nueva a la llamada del Espíritu. Esta tarea vuestra con frecuencia va acompañada por la Cruz y a veces también por una soledad que exige un sentido profundo de responsabilidad, una generosidad que noconoce desfallecimiento y un constante olvido de vosotros mismos. Estáis llamados a apoyar y guiar a vuestros hermanos y a vuestras hermanas en una época que no es fácil, caracterizada por muchas insidias.
Los consagrados y las consagradas tienen hoy la tarea de ser testigos de la transfigurante presencia de Dios en un mundo cada vez más desorientado y confundido, un mundo en el que los matices han...
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