Acero
En el último artículo de la serie Conoce tus elementos, en la que recorremos poco a poco la tabla periódica completa, hablamos sobre un metal de transición muy “colorido”, el vanadio, el elemento de 23 protones. Hoy lo haremos del de 24 protones, en algunos aspectos un “hermano” del vanadio, ya que varias de sus propiedades son muy similares: tanto es así que, como vimos al hablar delvanadio, hubo algunas dudas sobre si su descubridor había encontrado vanadio o el elemento de hoy. Se trata de otro metal cuyos estados de oxidación presentan, una vez más, bellísimos colores, una propiedad que se refleja en su propio nombre; hablaremos del cromo.
Dado su lugar “intermedio” en la tabla periódica, se trata de un elemento que ejemplifica muy bien las propiedades de losmetales detransición: es razonablemente duro, dúctil y maleable, tiene un bello color plateado y conduce muy bien el calor y la electricidad. Sin embargo, las diferencias leves en la configuración electrónica de los distintos metales de transición les proporcionan un gran abanico de propiedades, y en el caso del cromo esas propiedades se han aliado para convertirlo en un metal realmente especial y utilísimo;tanto es así que me como el sombrero si no has tocado cromo hoy.
Porque se trata, para empezar, de un elemento relativamente común: el vigesimoprimer elemento más común en la corteza terrestre. Desde luego, eso no significa que puedas encontrarlo puro dando un paseo por el campo, ya que –como casi todos los metales de características similares– en las condiciones adecuadas, como a lastemperaturas y presiones del interior de la Tierra, se combina ávidamente con oxígeno y otros elementos hambrientos de electrones, oxidándose y formando muchísimos compuestos. De ahí que, a pesar de su ubicuidad, sea un elemento razonablemente “nuevo” (en el sentido de que lo conocemos desde hace poco): está en muchas rocas, pero en general en concentraciones más o menos pequeñas, con lo que es difícil darsecuenta de que está ahí.
Fíjate si será difícil que el cromo es el responsable del bellísimo color rojo del rubí, que sin este metal no sería más que un vulgar óxido de aluminio; sin embargo, a pesar de conocer los rubíes desde hace muchísimo tiempo, nadie sospechaba que un elemento sin descubrir estaba detrás de su intenso color. Y no fue el rubí, sino un mineral muchísimo menos conocido, elresponsable de que, por fin, nos diéramos cuenta de que existía un metal nuevo bajo nuestras narices.
Todo empezó en Siberia en 1745, cuando se abrió una mina, la de Berezovsk, que se convertiría en una importantísima fuente de oro para el Imperio Ruso. Además de extraer oro, en Berezovsk se descubrieron multitud de minerales; algunos de ellos eran únicos y no habían visto jamás la luz del sol hastaque fueron traídos a la superficie. Tan interesante era el lugar que en 1761 el geólogo alemán Johann Gottlieb Lehmann, que se encontraba en Rusia invitado por la Academia Imperial de las Ciencias, se dirigió hasta allí para examinar algunas de las rocas más peculiares.
Plomo rojo siberiano o crocoíta (Eric Hunt/ Creative Commons Attribution-Sharealike 2.5 License).
Y una de ellas llamó suatención por su extraordinario color rojo. Tras su análisis, Lehmann determinó que contenía una gran cantidad de plomo, con lo que el alemán bautizó la nueva roca como plomo rojo –hoy en día la conocemos comocrocoíta, por cierto, y la mejor no proviene de los Urales siberianos sino de Tasmania–. Entre sus otros componentes, Lehmann identificó el oxígeno y otros metales conocidos además delplomo… pero esos metales no estaban ahí, y Lehmann se equivocaba; el nuevo elemento, responsable del maravilloso color rojo, se había colado, una vez más, desapercibido bajo las narices del ser humano.
Sin embargo, el “plomo rojo siberiano” se convirtió en una roca bastante útil. Se trataba químicamente de una sal de plomo, con lo que además de su forma cristalina, podía disolverse para formar parte...
Regístrate para leer el documento completo.