Amo leer!
Hubo algunas señales espirituales antes del nacimiento de Abonim, y su familia tuvo sueños acerca de su grandeza venidera. Hemos oído que ocurrieron algunos sucesos milagrosos. Basándonos en esta información escribimos este relato. No debe ser tomado al pie de la letra. Es un relato hecho para expresar el sentimiento que circundaba sunacimiento, el ambiente en Corea… un relato de cómo podría haber sucedido.
Al amanecer el horizonte se volvió rosado en Chonju, provincia de Pyongan Buk Do. La anciana mujer apartó la colcha pesada de su lecho y estiró sus brazos. Sus nietos la llamaban Jalmoni (abuela, en coreano) El suelo estaba aún templado porque las piedras que había debajo todavía mantenían el calor de la noche anterior.Pero el aire invernal era helado y el aliento, al salir, casi se congelaba al instante. En la oscuridad, brillaban los cristales de hielo que había en los bordes de las ventanas de blanco papel aceitado.
A pesar de su edad, ya estaba bien despierta. Era coreana, y los coreanos estaban orgullosos de sus feroces inviernos. Se puso una falda acolchada blanca que le llegaba a sus tobillos. Luego,una blusa blanca de algodón y una chaquetita bordada en púrpura con pequeños bolsillos. Se calzó con unas zapatillas que parecían como pequeñas canoas con las puntas levantadas. Finalmente, se puso un largo chaquetón de piel, atándoselo con un cordel. Abrió la puerta de papel y salió afuera. Atravesó el patio de la granja dirigiéndose hacia la pila de leña, con sus arrugados y finos dedos metidosdebajo de sus brazos para guardarlos calientes.
La pila de leña era una torre en forma de pirámide de palos y madera cortada, tan alta como la casa. En el establo, que estaba al lado, el gallo empezó a cantar y los demás animales comenzaban a despertarse. Tomó un generoso montón de palos y se volvió hacia la pequeña casa. Dentro de ella, las tres niñas pequeñas estaban ya despiertas. Seapresuraron para tomarle la madera a la abuela y comenzaron a hacer fuego en el hogar de la cocina, para preparar el arroz del desayuno.
— ¿Dónde está el kimchi? — preguntó la abuela.
— Iré a buscarlo, Jalmoni — dijo la niña más joven. Se puso las botas de fieltro gris de su padre y fue rápidamente a buscar una porción de kimchi de una gran vasija que estaba semienterrada en el patio.
Entretanto,en la habitación de al lado, Jarabochi (Abuelo, en coreano) estaba ya de pie y vestido. Llevaba un pantalón azul bombacho atado a cada tobillo y una camisa blanca de mangas anchas, con cordones en vez de botones y, como
Jalmoni, vestía una chaquetita con bolsillos pequeños. Tenía una cara redonda, con largos bigotes, barba blanca espigada y sin ningún pelo en lo alto de su cabeza.
El hijode Jarabochi, el granjero Moon, era el padre de familia. Estaba hablando cariñosamente con su esposa que se encontraba embarazada. Acababa de levantarse de la cama. La miraba con preocupación, pues el bebé nacería pronto.
Su hijo mayor, que aún era muy joven, entró en la habitación, se inclinó con respeto ante sus padres y con diligencia recogió las colchas y las esterillas. Colocó una mesabaja, que estaba apoyada en la pared, en medio de la sala y puso cojines alrededor de ella. Jarabochi entró y se sentó en la mesa con su hijo, el Sr. Moon, mientras una de las niñas traía una gran tetera cobriza de humeante té de cebada.
— Padre — dijo el Sr. Moon — mi esposa dice que el bebé nacerá esta noche — al mismo tiempo que servía el té en pequeñas tazas color esmeralda. Jarabochi saboreósu té. Jalmoni entró portando una bandeja con tazones de arroz y kimchi.
— Dice que nacerá esta noche — le dijo Jarabochi. Ella sonrió y salió apresuradamente de la habitación. Después de quedarse solos degustando el arroz y el kimchi, Jarabochi le dijo a su hijo — Puedo ver en tu cara que tienes otra cosa que contarme.
— He tenido dos sueños esta noche — dijo el Sr. Moon. Jarabochi cerró...
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